martes, 31 de enero de 2012

Perdón por la (des)información



Es que estos días he andado un poco liado con el tema del viaje y la recuperación de él. Como bien sabéis, este fin de semana lo he pasado en Rovaniemi, después de un viaje un tanto loco que Google Maps califica como absurdo. Aprovecho el tiempo muerto que me deja la lavadora para escribir, pero todavía tengo cosas que hacer, así que escribiré tan rápido como mi dominio del teclado QWERTY me permita.

Fueron 16 horas de viaje hasta Rovaniemi. Paramos en Parikkala, paramos de nuevo en Tikkurila, y volvimos a parar infinidad de veces a lo largo del camino. ¿El motivo? Se trataba de un convoy de 38 vagones. En vez de usar varios trenes a diferentes sitios, unen todos en el mismo que va por una vía común, y luego se desacoplan poco a poco para llevarlos a sus respectivos destinos. Tampere, Lahti, Parkamo, Oulu y mil más que no recuerdo. Este último trayecto fue nocturno, por lo que mucha gente ni se enteró, pero algunos ya saben que eso de dormir durante un viaje no se me da nada bien (Algo que me pasó factura hasta hace un rato), a pesar de que nuestro vagón, el 25, era bastante cómodo. Estuve hasta las 2:30 más o menos en el vagón restaurante, disfrutando de un botellín de medio litro de agua que me costó la friolera de 2,20€, ya que la botella que compré en el supermercado el día antes se me olvidó en Tikkurila, lo dejé un momento en la nieve para que se enfriara y nunca más lo volví a ver. Además, di varios paseos a lo largo de todo el tren, de una punta a la otra. El próximo tren nocturno que tome, me plantearé muy seriamente lo de pedir una cama, aunque sea más caro.



Llegamos a Rovaniemi a poco más de las 8 de la mañana, bajamos del tren y nos encontramos que estamos a unos cálidos -20ºC, aunque con el cielo nublado. Tomamos el camino hasta el B&B, que se llamaba Kesäpirttilä, con ánimo de publicidad, pues nos salió bastante bien la jugada, era un sitio muy bueno. El único inconveniente es que no tenía señalización alguna, menos mal que llevaba el GPS en el teléfono. La casera nos acogió muy bien, nos invitó a tomar un té y a dejar nuestros equipajes allí, mientras nosotros pasábamos la mañana en el Museo del Ártico, que me gustó mucho, y donde no compré souvenir alguno. Comimos un poco de comida rápida y volvimos a hacer el check-in. Chimenea, televisión y sauna de las que funcionan. Volvimos a salir, esta vez al Korundi, que junto a la entrada del Arktikum, costaba sólo dos euros. Si llego a saber que es un centro de arte moderno, no los pago. Después, fuimos a cenar a un restaurante, algo que salió un poco caro, pero comimos reno, que es cierto que está bueno, pero no es ninguna delicia del otro mundo. También paseamos un buen rato por la urbe, y creo que en mi vida pasé más frío que aquella noche. De vuelta en el hotel, probé la sauna, y la nieve tras la sauna (No publicaré la fotografía que lo demuestra).

El día siguiente tocó despertarse relativamente temprano (Y después sabréis a qué me refiero con lo de relativamente), pues a las 10 y cuarto había que tomar el bus que nos llevaría hasta el Círculo Polar Ártico y que costaría 7€ (Ida y vuelta). Existe otra historia paralela al tema de ir de un sitio a otro y que tampoco desvelaré por este medio. Llegamos a Santa's Village y allí nos esperaba la mujer que nos llevaría hasta la granja de renos. Despues de comernos un Rudolf, estaba bien conocerlo y que nos paseara un rato. Fue una actividad cara, muy cara, pero estuvo bien, y acompañados por una familia de unos 20 italianos que pagó más que nosotros porque llegaron en moto-nieve. Markku, nuestro sami particular, nos dio un "carné de conducción de renos" de validez internacional. Os podéis imaginar la validez que tiene... Cometimos un error, y fue ir a ver a los renos en esta época del año, pues los renos pierden los cuernos en estas fechas, y algunos tenía un cuerno, o ninguno, y todos tenían las correspondientes heridas por ello. Después de ver a los bichos, volvimos a ver al Gordo de Rojo.

Allí nos comimos una hamburguesa... de reno. El reno siempre se sirve con mermelada de lingonberries (Lo siento mucho, pero para mi, toda la fruta típica finesa son arándanos), arándanos rojos según un diccionario electrónico. Y nos paseamos por el pueblecito. Cmo podéis imaginar, está todo altamente comercializado, pues hay que pagar por todo; hay más tiendas de souvenirs que todas las atracciones juntas. Vimos un tobogán de hielo, por el que nos tiramos unas cuantas veces. Entramos en el bar de hielo, Arctice, exquisitamente realizado dentro de un iglú. Caro, muy caro, Rovaniemi es un tragadero de dinero. 12€ sólo por entrar, más otros dos por un triste chocolate caliente.

Al salir de ahí, tocó el plato fuerte. Tras hacer cola detrás de una caterba de chinos, japos, coreanos o lo que fueran, nos tocó ver a Papá Noel, pero al de verdad, no las imitaciones de supermercado. Obviamente foto con él, que tampoco fue barata. Y a partir de aquí, rienda suelta al instinto consumista: Una figurita de Swarovski especialmente hecha para la tienda atravesada por el Círculo Ártico y de edición limitada (El dependiente me regaló tres juegos de monedas finesas de 1 y 2 céntimos, por la cara. Mi eterno agradecimiento.), una lata de carne de reno, y mil cosas de las que me abstuve de adquirir; BBVA me va a matar muy pronto. Entre estas abstenciones se encuentran los vasos de Aalto, que se iban a 55€ cada uno. Había otras cosas, gratuitas, como poder hacerte una foto en el ya más que hablado Círculo Polar:

Aunque esté un poco oscuro, el de rojo en la foto, soy yo.

Volvimos a Kesäpirttilä a descargar nuestras cosas, y otra vez al centro de la ciudad. Era domingo, por lo que casi todo estaba cerrado. Así que cenamos en un chino, queriendo no gastar demasiado; pero qué leches, estamos en Finlandia y aquí todo es caro. Había un objeto en una de las tiendas de souvenirs, le hubiera echado una foto de no ser porque estaba expresamente prohibido. Era una taza, partida por la mitad, o sea, con un lado plano, en la que se leía: "Finlandia es un país tan caro, que sólo pude permitirme media taza." Y tanto que era cierto, 6€ por la chorrada. Pero a lo que iba del chino. Después de buscar por todo el menú en inglés, buscando platos similares a los que tenemos en los chinos españoles, y no encontrar nada, y precios por los que hubiera preferido volver a comer reno, pedí arroz con pollo. Afortunadamente, eran platos muy grandes, y acabé saciado. Pero caro, muy caro.

Y de nuevo al B&B. Llegamos a las 11, pero tras la pertinente ducha y encender la hoguera, nos acostamos a las 12:30. Y a las 4:30 en pie de nuevo. Eso, para un profesional del sueño como yo, es mucho menos que una siesta. Pero bueno, menos da una piedra. El check-out lo hicimos antes de acostarnos, informando a la propietaria que nos iríamos muy temprano y no queríamos despertarla para esto. Salimos con una burrada bajo cero, andando a la estación de autobuses. Llegamos a las 5:45, y nuestra máquina salía a las 6:00. No es la primera vez que Finlandia me sorprende en este aspecto, pero es tan despiadada que puede hacerte esperar a la intemperie: El edificio de la estación estaba cerrado, así que a esperar en un banco. Pues bien, si el bus salía a las 6:00, llegó a nuestra parada a las 5:59.

Dirección Oulu. Llegamos puntuales, tras 3 horas y media. Nos metimos en los últimos asientos, esperando dormir un poco en soledad, pero yo no dormí, que sorpresa. A veces llegaba a momentos de duerme-vela, interrumpidos por las constantes paradas del autobús a recoger y dejar a gente. Por lo tanto, tampoco fuimos solos. En Oulu, Lusitania quería ir al baño de la estación, y descubrieron que en este país, ¡se paga un euro para mear! Yo ya estaba curado de espanto, de cuando tuve que atender la llamada de la naturaleza en un establecimiento de comida rápida tremendamente conocido y patrocinado por un payaso de la ciudad belga de Brujas. Pero esta vez fueron sólo 0,20€. Me voy a contener y no contaré la respectiva anécdota.

Tomamos otro autobús hasta Savonlinna, no muy directo que digamos, y que atravesó media Finlandia en unas 9 horas. Pintaba bien, era un aparato de aparente reciente fabricación, pero la calefacción no funcionaba. Y eso en este país, duele. Chaquetón y todo puesto mientras yacía reclinado en mi asiento de ventanilla. Mi dieta durante el viaje fueron galletas, galletas, galletas y galletas, con la botella de agua del tren, rellenada en el grifo del hotel. Por si no lo he dicho ya, el agua del grifo de Finlandia es más pura que cualquiera que se pueda comprar embotellada.

Creo que en mi vida he pasado más miedo en transporte público. Esa cara de Flanders que tenía el chofer era mítica. Con su bigotillo y todo. Pues el bueno de Ned caló el autocar en varias ocasiones, algo inédito para mis sentidos hasta la fecha, tuvo que maniobrar varias veces para salir en línea recta, y en una de las paradas se dejó el freno de mano sin poner... cuesta abajo, y yo delante de las 20 toneladas. Menos más que me avisaron a tiempo. El bus estuvo descontrolado durante varios metros, hasta que golpeó un montículo de nieve y se detuvo. Llegados a la parada de Iisalmi, se cambió el conductor. Por supuesto, tampoco llegué a dormir en este trayecto.

Es increíble la ubicación de algunas paradas. La última antes de llegar a Savonlinna estaba en medio de la nada. Era noche cerrada, y a nuestro alrededor sólo se veían algunas farolas iluminando la calzada. Un punto a favor de esta tierra es que las carreteras nacionales están iluminadas, al menos parcialmente. Pero aparte de esto, ni una casa, ni una chabola, cobertizo, o construcción de ninguna clase alrededor. Pero allí estaba el poste con el cartelito azul del autobús. Y tres personas se bajaron. ¿Dónde iban?

Así que el resultado fue: un dineral gastado, muchas horas de sueño atrasado, casi 4GB de fotografías y una muy agradable experiencia en la memoria que estaría dispuesto a repetir muchas veces, en verano; y al menos unas más en invierno. Sólo una en invierno porque mi objetivo personal no se cumplió: Ver la aurora boreal. Después de ciertas preocupaciones, pensamientos extraños y dolores de cabeza provocados por la ilusión, mi sueño de infancia sigue sin cumplirse. Pez Gordo® no ha querido que sea en esta ocasión. Sigo esperando...

sábado, 28 de enero de 2012

Saludos desde 66º 30' 32''N, 25º 42' 55''E


Y también desde la conexión a internet más lenta e inestable que recuerdo. Y eso que yo fui de los que creció con conexiónes de 28kbps a 300 pesetas la hora en el cíber de la esquina. Por eso seré breve. La elección de la canción no es por nada especial, es la banda sonora que Helena ha querido ir cantando durante todo el viaje, así que aquí está.

Ya estamos en Rovaniemi, después de un larguísimo viaje, que se hzo aún más largo cuando tenemos que recordar que hay que dormir en él, algo que nunca se me ha dado muy bien; que el tren de alta velocidad finlandés es más lento que una Seat Terra diésel, y que el tren estuvo muchas horas parado a lo largo del camino ya que el convoy contaba con 38 vagones al principio, de los que menos de la mitad llegaron a Rovaniemi, ya que se desacoplan periódicamente los vagones para llevarlos a otros destinos.

Esta mañana hemos llegado a -20ºC, pero la sensación era bastante más baja. A ser sincero, creo que en mi vida he pasado tanto frío como hoy, pero merece la pena. Con nosotros se ha bajado una horda de chinos, coreanos, japoneses y/o asiáticos en general. Dejamos las maletas en el hotel, que en realidad es un B&B (Bed and Breakfast, para los no aficionados al turismo de bajo coste). Fuimos al museo ártico, comimos rápido, caro y mal en un Subway (Lugar al que nunca había ido), hemos pasado frío, hemos cenado reno (Sí, pondré fotos cuando vuelva a Savonlinna) que nos ha salido por un pico, y poco más. Mañana iremos a ver Santa Claus Village, hay que levantarse temprano.

PD: He conseguido realizar la hazaña de salir de una sauna a 90ºC y tirarme en la nieve de la calle, a -30ºC. En ese momento pensaba no volver a hacerlo en la vida. Ahora mismo estaría dispuesto a repetir.



Día 2 y último. Hemos pasado todo el tiempo en el pueblo de Papá Noel, hemos llevado renos y cosas de esas. Además, la comida ha sido una hamburguesa de Rudolf. Este es un sitio al que hay que venir preparado económicamente, ya que hasta lo más sencillo vale un dineral. Está bien montado, lo que no le pagas directamente al gordo de rojo, te lo dejas en souvenirs y en la foto que te hacen con él.

Dentro de un rato, habrá otra sauna; y después iremos a hablar con la casera del hotel para pagar lo antes posible. También iremos a cenar a un chino, que sale más barato que un finlandés/lapón. Me llevo una foto con Santa, una lata de carne de reno, una figurita de Swarovski de edición limitada exclusivamente disponible en la tienda atravesada por el Círculo Polar, una foto en el Círculo Polar, y unas monedas de 1 y 2 céntimos que Mr. Swarovski me ha regalado (Yo que quería comprarlas, la pareja vale 2€, y el buen hombre me ha dado 4 sobrecitos con sus dos monedas), por lo cual le estaré eternamente agradecido.

jueves, 26 de enero de 2012

El Norte nos espera



Como conté, este fin de semana toca viaje a Rovaniemi, a 66 grados y medio de latitud norte. Eso significa que la ciudad está atravesada por el Círculo Polar Ártico. Eso a su vez significa que aquí sí que hay sol de medianoche; y luna de mediodía. Pero no vamos en las fechas adecuadas para ver ninguno de los dos fenómenos. Sin embargo, es muy probable que la señora Aurora Boreal quiera saludarnos.

Para llegar hasta esta ciudad de unos 60.000 habitantes, tomaremos el tren. Y habiendo ya vivido un viaje de locura con las paradas y demás, pues este no iba a ser diferente: Mañana por la tarde, tomaremos un autobús urbano en la parada de Kauppatori a las 15:12 y que nos dejará en la estación de Pääskylahti a las 15:22, seguidamente tomaremos un tren a las 15:36 que nos dejará a las 16:23 en Parikkala, el siguiente paso es un segundo tren que sale a las 16:31 y llega a las 19:32 a Tikkurila, el último tren sale a las 19:48 y llega a las 7:53 del día siguiente a Rovaniemi. Es un viaje bonito... disfrutaremos de un compartimento tipo familiar, en torno a una mesa, y con una ventana para nosotros solos. Al igual que con el anterior viaje hasta Savonlinna, siempre que pueda acceder a internet, prometo actualizar con tanta frecuencia como me sea posible.

El viaje de vuelta será en autocar, tardará unas 12 horas en total; pero no me preguntéis que horas exactamente. Y claro, como el lector puede comprender, una aventura tal precisa de provisiones. Pero como el autor, al fin y al cabo, es un estudiante; sus recursos económicos son limitados. Por eso, voy a los supermercados (Según el día, Tokmanni o CityMarket) buscando no los precios más bajos, sino la mejor relación precio/cantidad. Afortunadamente, en los estantes, las etiquetas también incluyen el precio por kilo. Obviamente, todo apunta a las marcas blancas de la cadena de supermercados. Se llama Euroshopper, y se caracterizan por que todos los envoltorios de todos los productos están escritos en multitud de idiomas (Pero no en español) y siempre de color blanco y rojo. Como ya me advirtió María en su día, tarde o temprano todos los Erasmus adoptan la dieta de la galleta, y creo que ese día ha llegado para mi.

Casi un kilo y medio de galletas llevo para el camino, amén de una bolsa bastante grande de patatas fritas (En España no he visto nunca bolsas tan grandes) y más de medio kilo de gominolas y porquerías varias. Es probable que a mi vuelta, llegue con un par de kilitos de más y mi aspecto empiece a asemejarse al de Bibendum. Además, a todo esto hay que añadir una cosa que Google Translate me quiere hacer creer que es pan integral de centeno (Si de vientre vas sobrado, como José Coronado...) y que he conseguido por la cara esta mañana en el comedor de la MAMK.

La previsión meteorológica mejora ligeramente para Rovaniemi, pero parece que el frío que se va de allí, se viene para Savonlinna. Me resulta extraño ver que va a hacer una temperatura más alta en el norte que en el sur... Pero no cantemos victoria todavía. Recordemos que vine a estas tierras buscando frío. Aunque siempre se hace agradable ver de nuevo a Helios Päivätär, hoy el sol ha reclamado lucir sobre nuestro cielo y nos ha dejado esta estampa:

El sol puede brillar sobre la nieve y el lago helado, así hagan -20ºC. Puede que no vuelva a verlo en unos días, el destino del viaje me alejará un poquito.

(Hago aquí un inciso para decir que he tenido que dejar esto a medio acabar por algo que contaré más adelante)

¿Pero qué hay en Rovaniemi que llama tanto la atención? Aparte de su ubicación geográfica, el ser la residencia oficial de Papa Noel, el lugar de procedencia de Lordi (Que por cierto, tienen un restaurante dedicado a ellos, aunque lo llaman rocktaurante, y pensamos ir), y multitud de establecimientos construidos con hielo, a los que también iremos. Es algo más que obvio que haré tantas fotos como pueda para ponerlas por aquí. También hay alguna sorpresa preparada para quien siga el blog.

Pero yo no conozco Rovaniemi, ni ninguno de los que vamos. Solución: aprovechando que mi teléfono es Nokia y que Nokia es una marca finlandesa, me descargo los mapas de todos el país en el GPS de mi aparato.

Así que ahora hay que preparar la maleta para este fin de semana de excursión. Algo que, ciertamente, me da una pereza increíble, pero hay que hacerlo. Pantalones de nieve, ropa suficiente como para ponerme 5 capas estilo cebolla.



Y ahora la causa de mi pausa.

Hoy, 26 de enero de 2012 a las 19:30 hora local aproximada, mi compañero Zülküf estaba en la cocina, preparando un poco de pollo en el horno. Al acabar, abrió la puerta y salió humo; demasiado humo. Tanto, que el detector de humos se puso a dar la alarma. Durante los primeros segundos, ni nos dimos cuenta. Pero un extraño sonido me hizo girar la cabeza y ver la luz del detector de mi cuarto encendida. ¿Y qué hacemos? Yo probé a desconectar el detector, pero la alarma ya estaba funcionando. Y aquí, cuando salta la alarma, alguien viene de inmediato. O no, porque el chaval que vino tardo su cuarto de hora, que teniendo en cuenta que posiblemente hubiera tenido que llamar a los bomberos, es demasiado. Punto en contra para los finlandeses.

El tío pulsó un botón de la centralita de alarmas del edificio, en cuya pantalla se lee qué detector es el que da la señal de aviso. Después subió a mi habitación a revisar si el detector de humos que desconecté y volví a colocar poco después estaba correctamente montado.

Y le hicimos una pregunta: ¿Esto con qué frecuencia pasa? Una vez a la semana, así que no os preocupéis que esto pasa y es muy normal.

martes, 24 de enero de 2012

Recuerdos de una vida diferente



Todos conocemos la cultura del souvenir. Vamos a dónde sea de viaje, y volvemos con las manos llenas de objetos materialmente insignificantes, con el valor añadido que representa el fetiche de lo que representa. Porque no tengas el valor de decirme que la Torre Eiffel que tu hermana te ha traído desde París vale más que los 50 gramos de calamina de baja calidad con los que está hecha. Sólo puedes añadirle el valor sentimental del viaje. Y para mucha gente, ese valor es altísimo. Y no me opongo a que se le dé dicho valor, pero sí a que se le dé más del necesario. Al fin y al cabo, no eres tú quién ha estado en X lugar del mundo, sino quién te trae dicho regalo. Para ese, sí que tiene valor sentimental.

Sin embargo, siempre que tenemos noticias de que alguien va de viaje, así sea 3 pueblos más allá del nuestro, queremos que nos traiga alguna minucia como recuerdo. Por supuesto, yo no seré la excepción; y si bien es cierto que llevaré muchas cosas en la maleta para repartir entre el personal, enviaré muchas más en paquete a casa para aliviar mi equipaje durante el viaje de vuelta, habrá más recuerdos para mi mismo que para los demás todos juntos. Y como son tantos, para mi y para todos, haré una lista:

* Postales, por ahora llevo 4 (Si alguien quiere alguna, que la pida y que deje su dirección)
* Un alce de peluche para mi hermana.
* Una bandera finlandesa. Y una de Estonia, que está muy chula.
* Una camiseta de fútbol que alguien que me lee me ha pedido, y que posiblemente me cueste un poco de trabajo encontrar. Y otra para mi también.
* Una colección de vasos Aalto. Una colección o, mejor dicho, tantos como me pueda permitir, porque valen lo suyo...
* Llaveros y similares.
* Una muestra de agua y tierra del lago Saimaa, paralela a la que ya tengo del Mediterráneo.
* Una fotografía con un chuzo de hielo de metro y medio.
* Buenos recuerdos con mis compis de Erasmus.
* Una matrioska para mi madre.
* Algo que ya pensaré para mi padre.
* Un par de regalos de cumpleaños para personas que me regalaron a mi por el mío.
* Algún producto Marimekko, equivalente finés a Agatha Ruiz de la Prada.
* Una prenda típicamente sami.
* Cosas de los Moomin. Están por todas partes, Cristina está empezando a odiarlos.
* El remanente del sabor de un trozo de carne de reno.
* Alguna receta típicamente nórdica.
* Una prueba del hito de cruzar el Círculo Polar Ártico.
* Ámbar lituano. Y si es posible alguna pieza para la colección numismática, mejor.
* El reflejo de la aurora boreal en mi memoria, algo que probablemente consiga pronto en mi próximo viaje a Rovaniemi. Más información próximamente.

Y más cosas que se me irán ocurriendo. Si a alguien se le ocurre algo, que lo diga. Creo que esta lista, tarde o temprano, pasará a estar en un trozo de papel y metida en mi bolsillo. Pero como dice el señor Jagger al principio, you can't always get what you want.

Y ahora algo que, lo más seguro, interesa más a la gente. Hoy ha sido el día más soleado de cuantos recuerdo por estos lares. Y el más caluroso. O yo al menos me sentía un tanto acalorado dentro de mi camiseta negra chicagüense, mi jersey gris indescriptible y mi cortavientos rojo. Y Cristina se sentía muy feliz al respecto, y por eso me ha llamado hace un rato, teniendo que dejar esto a medio escribir. Me ha dicho por el portero automático (Que por fin funciona, y es de esos en los que una señorita dice, en un perfecto español : "Puerta abierta. Por favor, cierre después de entrar.") que baje corriendo. Yo, preocupado, bajo sin cortavientos, dejándo luces y todo encendido, botas sin abrochar y demás, a la calle. Tan sólo quería tomarse la venganza por haberle molestado para enseñarle el chuzo de 1,20 metros que arranqué de una caseta de obra (Antes dije metro y medio, un metro veinte es insuficiente para una foto). Vale, después de dos semanas, volver a ver al astro rey está muy bien, y más viniendo de la conocida como la ciudad más soleada de Europa.

lunes, 23 de enero de 2012

Jet lag



Hoy ha sido un día un tanto anodino, aburrido, sin chicha y sin muchas noticias. Mi día se puede resumir en: despertarme tarde, ir a la MAMK a almorzar arroz negro con unos asquerosos filetes de pescado indefinido, cubiertos de, aproximadamente, 35 kilogramos de ketchup, y la deliciosa ensalada de todos los días y que me como con tanto gusto; hablar con Marja-Leena Fyhr sobre mi contrato de estudios (Y el resultado de la discusión es que me va a adelantar una asignatura a este periodo), clase de finés, comprar un triste paquete de galletas imitación de Oreo (SADPA) y estar aquí.

Por eso, voy a hablar un poco de los horarios en estas tierras. Mi rutina en España se basaba en despertarme a las 8:15, entrar a la UAL a las 9:00, salir a las 15:00, comer a las 15:15, cenar a las 22:00 y acostarme a algo más de medianoche (Aunque me cerebro, a esa hora, lleva ya en la cama un buen rato).

Y todos sabemos que en España tenemos un horario muy tardío, pero no tanto como la realidad. En principio, España y Finlandia sólo tienen 60 minutos de desfase horario. Y uno se imagina... bueno, lo normal será comer a cosa así de la 1 de la tarde. ¡Oh, cuán equivocado estaba! Toda esta semana pasada, que he estado con la gente de enfermería, emtraba a clase a las 8 de la mañana. Bueno, una diferencia asequible. Lo gordo llega para comer, pues las clases acaban para ellos entre las 14 y las 16 horas. Por ello, los profesores dejan un rato (Unos 45 minutos normalmente, pero depende del día) para salir a comer. Y se sale para comer... a las 11:15 más o menos. Y si hacemos cuentas, nos da que, comparado con las 15:15 a las que comía normalmente, hay cuatro horas de diferencia; y si sumamos la hora de desfase geográfico... una péntada de horas de diferencia. En términos absolutos, y si quisiera mantener mi schedule tradicional, es como si me hubiera desplazado hasta la patrria glorriosa de Kazakhstan (Quién haya visto la película Boядt lo entenderá), o a la ciudad rusa de Магнитогóрск.

Después, a mi que me gustaba cenar tarde, a cosa de las 10 de la noche como dije antes, me han adelantado la cena a la franja horaria entre las 6 y las 7 de la tarde. Si tomas la primera opción, el símil del viaje que hice antes es más claro, ya que equivale a un Erasmus a Ulán Bator (Algo a lo que yo hubiera estado dispuesto a acceder, venir a Finlandia sería un paseo por el parque comparado con Mongolia). Y eso son 8300km de distancia a casa, y son muchos kilómetros.

¿Y pasa salir de noche? Nostálgico de mi al pensar que sería a las 12 cuándo se sale de noche. Los pubs empiezan a llenarse a las 9 de la noche. Y a las 2 de la madrugada, como muy tarde, todo quisqui a la calle. ¿Y qué te encuentras en la calle a las 2 de la madrugada en la puerta de los pubs? Pues 300 taxis esperando para llevarse a Timo, Jari, Mika, Pekka, Eetu y sucedáneos, que han bebido un poco más de la cuenta, a casa. Ya hablaré sobre el tema alcohol.

domingo, 22 de enero de 2012

Elecciones



Hoy, 22 de enero, todos los finlandeses mayores de edad están llamados a las urnas. O han sido llamados desde el 11 de enero hasta hoy, mejor dicho. Un finlandés tiene un periodo para poder votar, y hoy es la, digamos, fecha oficial. Aquí, a pesar de existir como en España los colegios electorales, el único lugar de votación que he visto ha sido... el KKKK-Market (Otro día explicaré lo de las 4 K).

Porque si ya me sorprendió que en el supermercado tengan máquinas tragaperras, esto me sorprendió más cuando me enteré, ya que yo creía que era para hacer los sondeos pre-electorales. Pero no, la gente iba a ese lugar a votar.

¿Y quienes se presentan? Bueno, empezaré diciendo que en este país el presidente ocupa el cargo durante 6 años, en vez de 4 como en España. Y a diferencia de mi tierra natal, aquí se sabe cuánto dinero público recibe el/la presi: 126.000€ anuales a los que se les suman unas dietas máximas de 171k€ al año. Ahora mismo, la presidenta se llama Tarja Halonen, y por lo visto, es una política muy respetada entre la población; pero la Constitución Finlandesa impide que alguien ocupe un cargo político durante más de dos legislaturas. En Finlandia, las vallas publicitarias callejeras no son monopartidistas, y se muestran a todos los candidatos por igual:

Con el número 2, está Pekka Haavisto, de la Liga Verde. Con el dorsal número 3, tenemos a Timo Soini, de los Verdaderos Finlandeses. Con el 4, Paavo Väyrynen, del Partido de Centro. El 5 es para el socialdemócrata Paavo Lipponen. Sauli Niinistö, del Partido de Coalición Nacional, participa con el 6. Con el número 7, está Sari Essayah, demócrata cristiana. Y último y no por ello menos importante, con el dorsal número nueve participa Paavo Arhinmäki, de la Alianza de Izquierdas.

Os habréis dado cuenta de la destacada ausencia de los participantes con los dorsales 1 y 8. El número uno correspondería a Tarja Halonen, actual presidenta saliente; a la que, como dije antes, no se le permite presentarse de nuevo. Eva Biaudet es la dueña del dorsal 8. Al ser militante del Partido Popular Sueco de Finlandia, el cual no se presenta en la circunscripción de Savonlinna, está ausente de este cartel. Sería el equivalente a ver vallas publicitarias de CiU en las Islas Canarias.

El último sondeo, de hace apenas 3 días, da por ganador al participante del número 6, Sauli Niinistö, con un 32% de los votos. Tras ellos quedarían Pekka Haavisto con un 13%, Paavo Väyrynen con el 11%, Timo Soini con el 6%, Paavo Lipponen con un 4%, Paavo Arhinmäki con el 3% de las papeletas a su favor, y Sari Essayah y Eva Biaudet empatadas con el 2%. Por supuesto, esto son sondeos, y cualquier parecido con la realidad puede ser coincidencia.

Todo este proceso me ha recordado que, el próximo 25 de marzo, hay elecciones al Parlamento de Andalucía. Obviamente, no podré ir a la mesa electoral 044B del Instituto Maestro Padilla a depositar mi papeleta. Así que he enviado un correo electrónico a la embajada española en Helsinki preguntando lo que puedo hacer para votar por correo. Será una experiencia curiosa.

sábado, 21 de enero de 2012

Mientras se lava la ropa...



...pues escribo un poquito más para todos.

Hoy es el turno de mi ropa. Eso supone que es la segunda colada en mis 22 años. La primera fue exitosa, pero no tenía ningún secreto, sábanas, fundas de almohada y demás, todo blanco. Hoy tocaba el verdadero reto, y con la actitud de:

me puse a ello. Lo primero es configurar la lavadora en español. Es sencillo, en cuanto conectas la máquina, se enciende la pantalla LCD y seguidamente pulsas 5 veces el botón P8 y después otras cinco veces el botón P1. Tras ello, pulsas P6 y P7 hasta encontrar el idioma deseado. Cuando lo tengas, en 4 segundos vuelve al menú principal. Ahora a buscar el programa con el lavado más frío, el P7. Tardó una media hora, menos que ayer. Así que volví al lugar del que ayer no quise hablar. Esta habitación supone un antes y un después en mi entretenimiento en esta ciudad. Es una sala ¡con televisión!, una mesa de billar gratuita, juegos de mesa, un ordenador de aquellos antiguos que hacen ruido al arrancar y del cual no sé la contraseña, y una cocina equipada con cafetera, tetera y un microondas, todo un artículo de lujo en el edificio. Los días de calentar la leche para el colacao en un cazo acabaron. He aquí unas imágenes:

Bueno, la cocina es un poco guarrilla, pero es una sala común, es hasta cierto punto lógico. Dado que hay microondas, en la foto se puede ver funcionando, me hice una hamburguesa, conocida por estos lares como hampurilainen. Fue un poco triste ver, como la anterior que hice, tuvo que ser encima de la hornilla eléctrica.

Bueno, la ropa ya se ha lavado, y ahora está en proceso de secado. ¿Secadora? No, gracias. Algunas prendas de las que he metido sé que puede encoger, pero soy incapaz de distinguir cuales (Yo también tengo mis limitaciones), por lo que las puse todas en el tendedero. Antes de que alcéis las campanas al vuelo preguntando cómo se seca la ropa en un tendedero a tantaytantos bajo cero, he de decir que el tendedero está en una habitación contigua a la lavandería. En dicha sala no hay más que un tendedero estándar, con sus cuerdas y sus poleas, de pared a pared, una tabla de plancha, y una máquina grande, plateada y muy ruidosa. La máquina es un deshumidificador:

Aún a riesgo de que os percatéis de la clase de gallumbos que suelo llevar puestos, coloco la foto. Este proceso tarda un par de horas en completarse. Es por ello que estoy escribiendo mientras la ropa está aquí.

Ahora, dejando de lado, definitivamente la ropa, tomo otros temas. Esta mañana, he quedado con otra chica española en Savonlinna. Se llama Cecilia, estudia Farmacia (De parte de la Universidad de Kuopio y no de la de Mikkeli), y es santanderina residente en Barcelona. Dado que lleva aquí un tiempo más que yo, me ha advertido de ciertos problemas de la vida por estas tierras. Hay que dejar algún recipiente con agua en la habitación, para evitar que la calefacción central, siempre más alta de la cuenta, reseque demasiado el ambiente hasta niveles peligrosos. Es por ello que llevaba unos días despertándome con un sabor extraño en la boca; ella llegó a ir preocupada al hospital.

Nos dimos una vuelta por la urbe, me saqué el carné de la biblioteca municipal (Kirjasto en finés) y nos comimos un Lörtsy, plato típico. Sinceramente, esperaba algo más. No hice fotos del elemento, pero imaginaros un kebab en pan de pita. Es lo mismo, sólo que el pan está relleno de carne y arroz; y por dentro, en vez de carne picadita, verduras y salsa, tiene trozos de un tipo de salchicha finlandesa muy gorda. Malo no estaba, pero no es ninguna delicia.

Cuando se fue, después de comer, fuimos Cristina y yo a casa de Elina, que nos invitó a un té y a un trozo de tarta de queso que hizo con su hermana esta semana. Me veo obligado a añadir que, a este paso, acabo acostumbrándome antes al té que a otras cosas. Yo, que nunca he bebido de eso, me estoy hinchando aquí: Zülküf lo hace, Elina lo hace, Cristina lo hace, Joana y Helena lo hacen... Y tampoco es que el té sea santo de mi devoción (Si Google Translate es capaz de traducir esto con la frase hecha en inglés, el resultado será la bomba), pero queda un poco feo que todos estén tomándolo y yo mire.

Y bueno, dado que mi compi esmírneo quiere ir a pasear en bici un rato, y mi ropa debe estar ya seca, voy a ir despidiendome por hoy. Por cierto, mañana hablaré sobre las elecciones nacionales que se están celebrando. Sí, celebrando, en presente continuo.

viernes, 20 de enero de 2012

Día de colada y despedida



Hoy toca una canción poco o nada relacionada con la historia del día, pero no se me ocurría ninguna y puse una que simplemente me gusta. Aviso que esta entrada será larga.

Bien, hoy 20 de enero, día 11 en Finlandia ha sido mi día de colada. Para ser sincero, la primera colada de mi vida. Y no ha sido ninguna maravilla, como era esperable. En principio, tenía pensado lavar la ropa de cama y mi propia ropa, pero sólo me dio tiempo para lo primero, así que mañana, la lavandería está reservada a la misma hora. Ahora cuento la historia del lavado. Llego a la habitación tercera puerta a la derecha del pasillo de servicios del edificio, la abro con mi extraña llave y entro. Y encuentro esto:


Aunque la manera de la que lo estoy contando hace parecer el lector que es la primera vez que entro, no es así. Ya he venido un par de veces, una a ver el lugar, y otra a reservarlo para hoy. Las tres máquinas que se ven son, respectivamente, una secadora, una lavadora, y una secadora muy grande. Todas son de ámbito industrial, por lo que están alimentadas por corriente trifásica a 380 voltios. Intentaré censurar mi parte más técnica a partir de aquí.

Bueno, meto mis sábanas y demás en la lavadora, pongo el detergente en el cajetín y voy a presionar el botón de encendido, lo cual no supone un problema. Pero en la pantalla aparece un texto en finlandés que, obviamente, no entiendo. En la pared que queda a la izquierda de la foto hay varias hojas que explican el funcionamiento de los aparatos pero, eso sí, en perfectos finlandés y sueco (Segundo idioma oficial del país, aunque apenas hablado por el 0,1% de Savonlinna como lengua materna). Me la juego y apreté el botón del programa 1, y acerté: lavado a 90ºC con centrifugado a 1200rpm (Permitidme un arrebato de frikismo, 125,66rad/s). Mientras esperaba la hora y 19 minutos que decía que tardaría me puse a investigar un poco por el edificio y por los libros de instrucciones. En ese rato, trasteando con unas instrucciones en sueco de la secadora, conseguí cambiar el idioma del menú de las máquina a español. Eso es un WIN. Un segundo, creo que lo he dejado en nuestro idioma, voy a bajar a volver a cambiarlo y sigo después...

(3 minutos más tarde)

Ya he vuelto. Efectivamente seguía en español. Bueno, sigo. La lavadora acaba, meto las cosas en la secadora, la configuro en castellano y la pongo a funcionar. Rato durante el cual salí a hacerle una foto a una cosa muy curiosa que hay en el mismo pasillo:


Tiene toda la pinta de un búnker, ¿verdad? Pues es un búnker. Sí, gente. En Finlandia, la ley obliga a que todos los edificios con más de 600 metros cuadrados de superficie construida tengan un refugio antiaéreo, todos ellos señalizados convenientemente con esa señal de color naranja y azul. Y estas habitaciones las puedes encontrar en cualquier parte, incluso en el supermercado y en la universidad. Se dice que todas estas salas juntas pueden alojar al 80% de la población. Obviamente, tener una habitación de este estilo es una pérdida de espacio enorme, por lo que es legal hacer uso de ella para otros fines. Aquí hay unos armarios trasteros donde dejar sus cosas guardadas. Están libres y para usarlos, simplemente llenas el compartimento que más te guste y lo cierras con un candado. Pero la ley también obliga a que en caso de necesidad, la sala pueda ser desalojada en pocas horas.

También hice otro descubrimiento en el edificio, una planta y media más arriba. ¿Una planta y media? Sí, una sala que encontré en el rellano de la escalera entre la 1ª y 2ª planta, y de la que hablaré mañana. Hoy se queda en suspense. Es por culpa de Cristina, que no quiso venir a verla, y no quiero que se entere de lo que es hasta que lo vea. A veces yo también puedo ser malo.

Volviendo a la lavandería, acabado el proceso de exploración, tomé mi diccionario Finés-Español y me puse tranquilamente a descifrar el jeroglífico del funcionamiento de la secadora grande. Como la imagen vale aproximadamente 1000 palabras, he aquí una foto:


A ver si vosotros sois capaces de averiguar lo que pone ahí... Y por otro lado, otra foto.


Lavadora y secadora dan Asko. Asko es una marca sueca de electrodomésticos que incluso tiene sus propias tiendas en las que aparte de vender estos productos, también tienen muebles.

Ahora, abandonando el tema de la lavandería, me pongo con otros asuntos. Hoy hemos ido Cris y yo a Tokmanni, otra tienda de Savonlinna, una especie de cosa intermedia entre supermercado e hipermercado situada en la segunda planta de una especie de centro comercial cutre en Olavinkatu. Íbamos con la única intención de buscar un cubo con fregona y una almohada porque, por un lado, el suelo de la casa está hecho una pena; y por otro, mi única queja sobre mi Erasmus por el momento es la cama.

Pagué de muy mala gana 13€ por un cubo y una fregona, pero mejor eso que los casi 40€ que cuesta el conjunto en K-Market. Lamentablemente, las típicas almohadas españolas, estrechas y alargadas no son comunes aquí, por lo que me fui con las manos vacías en este aspecto.

El tema de las despedidas es porque, como conté ayer, no volveré con el grupo de enfermería. Espero que las profesoras, Sirpa y Sirkka me pongan pronto un aprobado, después de dos trabajos y exposiciones exitosos. También despedida durante unos días de la sección diplomática portuguesa en Savonlinna, ya que su mentora ha invitado a as meninas a su casa de Kitee a pasar el fin de semana. De todas formas, el próximo es muy probable que lo pasemos en Rovaniemi, ya que el plan sigue adelante.

Y bueno, creo que no se me olvida nada. Hoy he escrito bastante, creo. Si me acuerdo de algo más, volveré.

jueves, 19 de enero de 2012

Voy haciendo escuela...



... y aunque no me gusta vanagloriarme de mis éxitos, ya que un reloj parado es capaz de acertar la hora dos veces al día, (En palabras de El Jefe®, SM Juan Carlos I) me llena de alegría y satisfacción saber que a mi buena amiga María José, Giuseppe, MJ o como venga en gana, de Erasmus en la ciudad lituana de Vilnius aunque actualmente de vacaciones en Almería, también ha creado un blog siguiendo mis pasos.

Este es el blog de Mariquilla, Oh My Lithuania! Espero que os guste y que escriba muchas de sus experiencias, que sé yo que se lo está pasando mejor que bien por aquellas tierras a 800km al sur. Puede que pronto le haga una visita y haya una entrada conjunta.

Seguimos vivos...



...a pesar de haber sido este el día que más frío hemos pasado de cuantos llevamos aquí. Porque aunque el mercurio no haya bajado de los -8ºC, el vendaval del norte, la humedad y la nieve que caía provocó que la sensación térmica llegara a casi los -20ºC. Y qué mejor manera de celebrarlo que ir al K-Market, andando.

Los viajes al K-Market, el supermercado más grande de la ciudad, se están volviendo demasiado frecuentes, por lo que decidí que el gasto hoy sería algo más alto para evitar tener que volver el sábado. Aparte de las provisiones típicas: leche, yogures, melocotón en almíbar (Es una debilidad para mi, ayer me metí entre pecho y espalda media lata, almíbar incluido), una oferta de 6 hamburguesas con el pan y todo por 2€ (De la que me arrepentiría nada más llegar a casa y leer que se preparan en un minuto en el microondas, a la sazón ausente en este lugar), algunas gominolas, bolsas de basura, palitos de merluza (Es un pequeño paso para el hombre, pero un gran salto para la Humanidad; para quien no me conozca... odio todo producto alimenticio salido del mar), unas alitas de pollo ultra-picantes y un gorro para pasar el menor frío posible, creo que el machu picchu está desgastándose ya.

Por si lo de aquí no fuera suficiente frío, hemos pensado un viaje a Rovaniemi, residencia oficial de Joulupukki, más conocido en España como "El Gordo Vestido De Rojo Que Viene El 25 De Diciembre De Madrugada Para Dejarnos Regalos Bajo El Árbol De Navidad". Dicho viaje estaba inicialmente planeado para el próximo fin de semana, pero el ghetto alemán (Un segundo, creo que estoy juntando dos términos antagónicos; acabo de crear una paradoja) estará ocupado, así que buscaremos otro momento.

Olvidándonos del frío, y volviendo por un momento al tema de las compras, es increíble la cantidad de productos y marcas españolas que uno se encuentra por aquí. El atún Calvo, pasta Gallo, verduras en general y tomates en particular, cerveza Cruzcampo, yogures Danone (Bueno, ahora es de los gabachos). Pero lo más curioso, sin duda alguna es otro producto español, de una marca de la que no sentirse orgulloso: Telecinco y su programa Los Serrano.

Aquí una prueba de que no miento. Me parece increíble que los responsables del establecimiento coloquen a la misma altura a Los Serrano y a Los Simpson, ¿cuántos programas, de dibujos animados o no, se han mantenido en la cima durane más de 20 años? Huelga decir que el Nodo no cuenta.

Ayer, un día de frío soportable, las representaciones portuguesas y turcas en Savonlinna también se hicieron con su Jopo, las bicicletas de la universidad. Ellos también creían que 10€ por una bici durante 4 meses es un precio razonable. Pero que fiesta me dieron para cogerla, pues la que no estaba rota, el sillín lo tenía doblado, o le faltaba el enganche de la linterna y el cerrojo no funcionaba. Al final se quedaron las que tenían las ruedas desinfladas, algo solucionable en 2 minutos con un bombín de calidad en situaciones climatológicas mediterráneas. Pero aquí hace frío, el metal de las bicicletas está más frío (Mejor dicho, da esa sensación, en realidad estaban a la misma temperatura), el bombín que nos dejó Pirko la bibliotecaría de turno era un tanto tercermundista, y las válvulas que tenían para inflar era la primera vez que las veía en mi vida.

Quisiera añadir que la biciclieta se queda en un chambao en la calle, por lo que si nieva... pues se cubre de nieve. Y si después te quieres subir en ella, pues el sillín está nevado, duro, húmedo y frío. Pero si cubres el sillín con una bolsa de plástico, normal y corriente, como la que usas para comprar manzanas en la frutería, el sillín queda intacto, la nieve y el hielo se van de un golpe, y como la bolsa es de polietileno, da la sensación de calentar. Por cierto, creo que ya empiezo a dominar esta bicicleta.

Mañana será el último día que esté infiltrado en el grupo de enfermería, y me tocará despedirme de Jarkko, Juho, Sanna y Jenny (Que por tradición finlandesa de pronunciación, se dice Ienu), mis compañeros de grupo, con los que en 4 días, he hecho dos trabajos y los hemos expuesto. Y nos hemos reído con mensajes cómicos ocultos en el trabajo y demás. Porque sinceramente, todo lo que he leído sobre la frialdad de los fineses, ha caído por tierra. Aquí la gente es muy agradable, más de lo que esperaba. A no ser que haya dado con todas las excepciones juntas...

martes, 17 de enero de 2012

A veces las cosas no son como parecen...



Que nadie se asuste, no ha sido ningún dilema interpersonal ni nada por el estilo, aunque no descarto que pueda llegar a pasar. Se trata simplemente de la demostración de que algo que nosotros tomaríamos como "normal" puede tener facetas desconocidas para nosotros cuando salimos al extranjero.

Primero, hoy he comido en el comedor de la MAMK. Bueno, en principio no tiene nada de especial. Había ensalada como todos los días, y un arroz con un sabor y una textura muy extraños, saborizado por una salsa amarilla de pollo y lo que parecía piña. Y para beber... un vaso de coca-cola que había en jarras. Meeeeeec! Error. Aquel líquido marrón oscuro, espumoso y frío no era coca-cola, aunque para ser sincero, algo de sabor si que tenía. Era lo que aquí llaman kotikalja, cuya traducción literal es cerveza casera, y que es eso mismo: cerveza hecha artesanal de una manera a la que se le corta la fermentación, añadiéndole levadura al punto de congelación. Sí gente, se sirve gratuitamente cerveza en centros universitarios; igual que en España, por otra parte. Opinión personal: estaba potable, lo prefiero a la leche que compré por error al no saber por entonces lo que significa ravaston (Desnatada).

Segundo, a falta de Cristobalina, he tenido que buscarle una sustituta. Una bicicleta, que como curiosidad, es de marca Jopo. Bien, después del papeleo en la biblioteca de la universidad, firma de papeles, pago de los 10€ (Pagué con un billete de 20€, y el muy jodido me devolvió 5 monedas de 2€) pertinentes y demás, que estos nórdicos también saben de burocracia, recibo la llave de la bicicleta número 095, el bibliotecario me indica dónde está y voy a cogerla. Aparte de que evidentemente estaba cubierta de nieve, estaba sin asegurar a ninguna parte, simplemente un cerrojo bloqueaba su rueda trasera. En un bolsito bajo el sillín hay otro candado por si acaso, pero el tema de la seguridad de la propiedad privada hablaré en otra ocasión. Susodicha bici... ¡no tiene frenos! Aparentemente. Porque en efecto, carece de las típicas manillas para frenar. Sin embargo, para llevar un velocípedo por nieve hace falta mucha práctica que, a ser sincero, todavía no tengo; y si no tienes unas nociones básicas de física, posiblemente tardes un tiempo en dominar el aparato. Por ello, las bicis normales aquí, sólo tienen freno trasero. Y el freno trasero se acciona... pedaleando hacia atrás. ¿Curioso, no? Lo es, a mi me costó un poco hacerme con el control de la bici, y tardaré unos días en saber accionar correctamente esos frenos.

Hoy también he abierto mi cuenta bancaria finesa. Me han dado a elegir el diseño de mi tarjeta Visa Electrón (SADPA), y como no, elegí la imagen de un coche. Era Timo Mäkinen con su Mini de rally. Timo es uno de los primeros en ser conocido como Finlandés Volador.

Además y para acabar, ayer me llamaron desde España, un número extrañamente largo pero increíblemente familiar. Era una llamada desde la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad de Almería:

-Sí, ¿José Juan Sánchez?

-Soy yo.

-Llamo desde la Facultad de Empresariales de la UAL. Tienes aquí un documento para la convalidación de créditos.

-En efecto, un título C1 de ingles.

-Correcto, ya puedes venir a por la carta de pago.

-Verás... estoy en Finlandia, de Erasmus. ¿Cómo lo hago? (Con voz claramente enojada)

-Autoriza a alguien y que venga por ti.

Y eso que estaban advertidos de que me iría, que se dieran prisa... Ganas de matar aumentando...

domingo, 15 de enero de 2012



Se acaba la semana, la primera semana por estas tierras. Balance general: muy positivo. Sinceramente, creía que al ser mi primera experiencia en el extranjero, prácticamente "solo", me costaría más trabajo adaptarme. Pero nada más lejos de la realidad, y mi única queja es que esta no es ni de lejos como mi cama.

Y a esto han ayudado las personas que tengo aquí cerca: Cristina y Elina desde el primer día, Joana, Helena y Zülküf desde un poco más tarde. Aquí te encuentras a gente en tu misma situación, o incluso peor, que está encantada por ayudarte.

Y eso se nota en episodios como el de anoche. A las tantas, o sea, a las 9 y media de la noche UTC+02:00, pusimos rumbo al Happytime Baari (SADPA, siglas de Sin Ánimo De Publicidad Alguna) a tomarnos algo después de la cena. Lo primero que nos encontramos tras subir aquellas oscuras escaleras era un portero prototípicamente ruso: gordito, calvo, cara de mala hostia y con ganas de fastidiar al personal. Y sus palabras fueron, en un clarísimo inglés: ID. Todos llevábamos nuestro ID, el carné de identidad, pero Cristina tuvo que marcarse un 180º y volver a casa a por el suyo. Una vez todos dentro, descubrí que una Coca-Cola (De nuevo, SADPA, porque además era Pepsi) es mucho más barata aquí que en España: 2€ por 33cl o 2,5€ por medio litro. Para un alcohólicamente abstemio como yo, está bastante bien.

Después nos jugamos unas partiditas de billar. Descubrí que las jugadas más inverosímiles pueden ocurrir hasta en sitios remotos, quizás ayudados por la variación del campo magnético terrestre con respecto a España... O simplemente puro azar. También tuvimos que enseñar a Joana a jugar. Durante todo el tiempo que estuvimos dentro, tuve la oportunidad de desmentir todo lo que leí sobre finlandeses. Son gente agradable y que escucha y da opiniones y respeta las tuyas. Uno se llamaba Jarko y otro Matti, pero Matti iba un poco trompa y sólo me repetía muchas veces si me gustaba la música que se escuchaba.

En resumen, me gusta esto, y posiblemente, se me haga demasiado corta mi estancia.

jueves, 12 de enero de 2012

Ser Erasmus



Ser Erasmus (O estudiante de intercambio en general), según mi propia experiencia, lo qué sé de otras experiencias y lo qué he comprendido desde la observación silenciosa de los demás es que convierte en una persona de otra especie; lo cual no es necesariamente malo, pero limita seriamente tus posibilidades de relación con la gente local. Este efecto se ve más acusado si cabe en países como España, dónde un altísimo porcentaje de la población es incapaz de comunicarse en un idioma que no sea el suyo. Y en este punto hay que decir que no es que los extranjeros hablen mucho en otros idiomas, es que los españoles hablamos poco.

Ese aislamiento con respecto a los que son de aquí provoca que busques otras asociaciones, con otras personas de tu misma especie. En nuestro caso, la misma especie se limita a nosotros dos, dos futuras enfermeras portuguesas y dos futuras modistas alemanas. Por afinidad geográfica, el sector luso se ha convertido en nuestro aliado. Son dos chicas, Joana y Helena, del norte del país. Ni ellas hablan español ni nosotros portugués, pero con nuestras lenguas maternas y un poco de ganas nos entendemos sin problemas. Siempre queda el último recurso del inglés.

Pues eso, aunque Elina se esfuerza mucho por integrarnos en medida de lo posible y, sinceramente, lo hace muy bien, siempre quedará esa diferencia de: yo de aquí, tú de allí. Así que nos hemos buscado una manera de conocernos mejor y dentro de un rato, cuándo acabe de escribir, iremos a tomarnos algo a uno de los muchos bares que rodean el lugar. Hoy hemos estado en las clases de finés, de las cuales ya pondré algunos apuntes por si os interesan.

Al salir de dicha clase, volvimos cada uno a nuestras respectivas casas. No están muy lejos, todos los estudiantes de intercambio nos alojamos en un grupo de 4 edificios, llamados Vuorilinna I, II, III y IV. No hay más de 50 metros entre los más alejados. Por el camino tocó una visita a la recién construida pista de hielo... sin patines, pero bien equipados con botas. Las visitas al suelo fueron más que contínuas. También hubo una contínua guerra de bolas de nieve, sesión de fotos (Qué le vamos a hacer, son niñas... XD) y visita a la iglesia, la cual, está cerrada a los turistas desde agosto hasta junio. Habrá que ir como practicantes luteranos...

También nos paramos a comprar unas postales y sus respectivos sellos. Me hubiera gustado que fueran de los de toda la vida de chupar, estos modernos de pegatina no tienen valor filatélico. También nos cruzamos con una señora ya entrada en años, que nos dijo ser una antigua profesora de idioma ruso de la universidad. Nos identificó como portugueses y españoles y nos ofreció ir a su casa a tomarnos una taza de té y mostrarnos como se vive en Finlandia cuándo ella volviera de Helsinki, que tenía que ir a "hacer unas gestiones".

Escribo esto mientras ceno un plato de fideos chinos de bolsa. Sí, la hora de cenar aquí es sobre las 6 o las 6 y media. Me aficioné a esta marranada hace poco tiempo en España. Por menos de un euro te saca del apuro de no saber qué hacer para cenar. ¿Y esto a qué viene? Pues a que espero probar pronto un Lörtsy, plato típico savonlinniano y que se trata básicamente de un trozo de pan al que se le quitan las migas, se rellena con mermelada de manzana y se mete al horno. Por supuesto, esta es la receta estándar; hay muchas variaciones en cuanto al relleno, pues puede ser cualquier mermelada o incluso arroz o carne.

Además, hoy ha quedado en entredicho la puntualidad de los finlandeses. Esta mañana se supone que venía el serviceman a las 8, lo que me hizo levantarme a las 7 y media. Al ser ya casi las 9, decidí volver a la cama un ratito más. Cuando salí a hacer gestiones bancarias, a cosa de casi las 12... allí estaba el susodicho. Menos mal que venia Elina, este buen hombre no sabía una palabra de inglés (O no quiso decirla). Por cierto, mi portero automático sigue sin funcionar.

Bueno gente, me voy al bar a tomarme algo.

miércoles, 11 de enero de 2012

Minä olen espanjasta



Hoy hemos tenido nuestra primera clase de finlandés, idioma que muchos consideran el más complicado del planeta. Por estas clases recibiremos dos créditos si aprobamos, que si no aprobamos es para tirarnos al lago.

La profesora, Sari, nos ha enseñado un poco de pronunciación, que es relativamente sencilla cuando la palabra es corta; aparte de unas frases básicas: Minun nimeni on José Juan (Me llamo José Juan), minä olen espanjasta (Soy español), minä opiskelen matkailua (Estudio Turismo), minä puhun englantia, ranskaa, saksaa ja espanjaa (Hablo ingles, francés, alemán y español), minä olen kaksikymmentäkaksi-vuotias (Tengo 22 años) y minun puhelinnumero on XXX (Mi número de teléfono es XXX). Como no tengo todavía libreta, grave error por mi parte, he tomado apuntes en la parte trasera de los folios con los documentos de vuelo.

El día también ha servido para pasarme por las oficinas de SAO a pedir que me arreglen el portero automático, que no funciona. Me dijeron que vendría el técnico mañana mismo... a las 8 de la mañana. Malditos horarios fineses... como mañana no puedo a las 2 de la tarde ya que tengo mi segunda clase de finés, pues tempranito. Hala, a acostarse pronto que mañana tenemos que madrugar.

PD: Sigo solo en el piso.

martes, 10 de enero de 2012

¡Ya hemos llegado!



Eso mismo, ya podemos decir que estamos aquí. Llegamos ayer mismo, pero quería esperar hasta hoy para hablar sobre esto un poco más, para curarnos un poco la resaca post-viaje.

Ayer nos asentamos en nuestros apartamentos, compramos un par de cosas para comer y poco más. Aquí he de añadir que mi primera experiencia como cocinitas 100% independiente fue algo mala. Unas patatas fritas de bolsa, fritas con aceite de soja Made in Finland, cuyo sabor era lamentable y se estuvo repitiendo el resto del día, y que quise disimular con un huevo frito.

Mi apartamento, según el contrato es de 38,5 metros cuadrados, de los cuales sólo tengo acceso a la mitad. La otra corresponde al tal Zülküf, que se supone que llegaría ayer como yo, pero aquí sigo estando solo. Es tremendamente sencillo, entras directamente a la cocina, a la derecha cuarto de baño y de frente las dos habitaciones, con llaves diferentes. Eso es todo, pondré fotos próximamente.

Al entrar al baño para una pequeña ojeada (Todavía no sentía la llamada de la naturaleza) me encontré con "eso". No sé su nombre en ningún idioma, no sé para qué vale, no sé cómo llegó hasta ahí, y desde luego, no sé ninguna utilidad práctica.

"Eso" es una manguera con una alcachofa de ducha, exactamente igual que la que todos tenemos en nuestras bañeras y duchas, pero sorpresa sorpresa, sale de por debajo del lavabo.

"Eso" es eso. Según Elina, es el sustituto finlandés del bidé. Curioso cuanto menos.

En otro orden de cosas, he estado de compras, por ahora de las necesarias. Algo de comida: Pasta, leche, huevos, tomate, un poco de fruta, muy poca carne porque es cara (Pero el pollo es bastante barato, me atrevería a decir que más que en España), un par de pizzas congeladas, y productos de limpieza; y un diccionario Español-Finlandés. Es complicado de usar, ya que este idioma tiene 16 declinaciones si no me equivoco, y buscar cualquier palabra se puede volver misión imposible si no se hace adecuadamente; eso nos lleva a que tuvimos que comprar leche desnatada al no saber cómo se dice leche entera.

También, esta mañana hemos ido a la MAMK, a conocer a la famosa Lea, y a Marja-Leena, una de nuestras profesoras. Por ahora sólo estamos 6 Erasmus (Sí, 6, no es un fallo tipográfico) en toda la universidad: nosotros dos, dos portuguesas y dos alemanas, de las cuales una de ellas no parece muy alemana.

Mañana empiezan nuestras clases de idioma finlandés, intentaremos pasárnoslo bien.

domingo, 8 de enero de 2012

Camino al Norte



Siento no haber empezado a escribir antes. Estoy sentado junto a Cristina en la pueta de embarque número 40 del aeropuerto de Oslo - Gardemoen. Me ha costado mucho trabajo conseguir establecer la conexión a internet. Esta mañana, sin prisas hemos llegado al aeropuerto de Málaga, dónde tomamos una fotografía:

Es la aeronave que nos trajo hasta Oslo. El vuelo se me ha hecho tremendamente largo, en mi vida había volado tanto tiempo seguido.

Comentarios de Cris:
Se ha hecho largo para ser solo 4 horas pero todo por diferentes razones:
Primeramente yo (que suelo ser previsora pero en este viaje me he relajado bastante) no llevaba cascos y JJ los llevaba en la maleta (situada sobre nuestras cabezas, pero que para llegar a ella habia que levantar a varias personas) así que descartamos la música. [Comentario de JJ sobre comentario de Cris: Un azafato noruego del avión, llamado algo así como Björn, Sven, Olaf o Håkon, nos quería vender unos por 40 kroner, el equivalente a unos 4€, pero dijo que nos cobraría con billetes de euro y nos daría el cambio de dinero nórdico.]
Luego tendríamos las pelis, que veríamos aun sin cascos pero habia dos razones importantes por las que resultaba pesado, primero la peli era en noruego y, aunque subtitulada en inglés, al final entre las turbulencias y la rapidez de las frases mareaba, segundo era bastante mala. Luego han puesto otra pero la han parado casi al empezar por las turbulencias (creo yo) así que también descartamos las pelis.

El ordenador y el maravilloso wifi del avión... pues tampoco porque JJ lo tenía en la maleta y yo tambíen... Descartado.

Ultima posibilidad, periódicos, algo bastante socorrido en un vuelo largo si sabes leer en noruego...

Pero hay cosas positivas, no os penséis que todo es malo, está la escarcha que se forma dentro del avión que junto al aburrimiento se convierte en un entretenimiento bastante divertido, y por supuesto las revistas e instrucciones del avión colocado en cada asiento con todo el cariño del mundo para piltrafas como nosotros y en los que puedes encontrar viñetas de chistes y el recorrido aproximado del avión y por supuesto las instrucciones de vuelo de las cuales puedo decir que soy casi una experta, ya que 4 horas dan para mucho...jejejeje.



La verdad que si te lo montas bien entre cabezadita y siestecita te ríes bastante y si te toca un vecino de asiento con todo tipo de tecnologías encima que te va informando (en noruego) de lo que va pasando en el mundo pues lo tienes todo.

Un saludo a todos los que leeis el blog.
Cris

Y ahora el que sigue es JJ. Esta vez desde la conexión gratuita del aeropuerto de Helsinki. Quisiera añadir a todo lo que ha dicho mi compañera, que Noruega es un país carísimo, y en su aeropuerto no puedes pagar con euros; vale que tengan sus coronas, pero ayudad un poquito... El resultado es que ahora tengo 88,5 NOK en el bolsillo que no necesito, pero bueno, más piezas para el álbum de monedas del que he hablado alguna vez.

El avión se retrasó antes del llegar a Oslo, por lo que salimos un cuarto de hora más tarde de lo previsto. Norwegian me informó de tal hecho mediante un SMS, punto a su favor. Así que salimos y nos dirigimos en dirección este, Helsinki. El cielo estaba relativamente despejado hasta Suecia, pero al atravesar el Báltico se volvió nublado y oscuro. En efecto, aquí hacen 10 grados bajo cero, y está nevando, más de lo que nunca había visto (Teniendo en cuenta que el menda nació en Almería, un copo ya es demasiada nieve). Ahora, estamos en el sótano de Helsinki-Vantaa, frente a las consignas de equipaje y esperando hasta las 6 de la mañana, hora a la que saldremos a la busca del autobús línea 61 del servicio de transportes metropolitanos.

Cristina está a punto de quedarse durmiendo, y yo me estoy quedando sin batería. Así que dejaré de escribir y mañana seguiré en el tren.

O mejor aún, dejo que Cristina duerma no muy plácidamente en unas banquetas a la entrada de la Terminal 2 del aeropuerto mientras yo me paso la madrugada en vela. He salido ya a la calle en ocasiones para ir haciéndome a la idea del frío de verdad, y a pesar de tener una lata de Red Bull en la maleta, he preferido comprar un par de manzanas en el supermercado del aeródromo. Por cierto, a pesar de ser francesas, estaban bastante buenas y creo que no eran demasiado caras: 1,75€/kg. Es cierto que las cosas aquí son más caras que en España, pero no demasiado. La dependienta se negó a hablarme en inglés, así que de su boca sólo pude inteligir un escueto kiitos, que significa gracias en finés. Mejor, así aprendo antes su idioma.

Para aguantar el aburrimiento, me he recorrido el aeropuerto de un extremo al otro, sé dónde tengo que coger el autobús de la línea 61 para ir a la estación (Andén 22), y cuánto me costará (2,70€).

Así que pasé el tiempo hasta que llegó el momento de irse, y ahora estamos en un tren con dirección a Parikkala. El revisor acaba de picar los billetes y nuestras enormes maletas estorban en el pasillo. El problema de este último tramo que hemos recorrido es que la estación de Tikkurila no tiene sala de espera o algo, están los andenes directamente en la calle, así que hemos tenido que aguantar mecha tres cuartos de hora a unos cuantos bajo cero. Pero y lo bien que nos lo hemos pasado con la nieve... Arrastrando las maletas por ella,

Dado que todavía es de noche, apenas se ve nada por la ventanilla, y tengo en mis manos el único entretenimiento disponible. Sólo distinguimos una carretera paralela a la vía de tren. dentro de unas dos horas y media nos harán bajar de este tren para subir en otro, y esto ya lo sabéis.

Por ahora, todos nuestros transportes han tenido redes inalámbricas disponibles, y si bien todas ellas han tenido un funcionamiento tirando a erróneo, la red de la que disfruto actualmente tiene la irrisoria velocidad de descarga de 26 kBps. Es como viajar 10 años al pasado al subirse al tren.

Al final opté por dormir un poquito... que ya quedaba poco para llegar. Y llegamos y ya estamos asentados. Vaya susto nos pegó Elina al momento de bajarnos de ese mortecino autobús, ya que no la vimos hasta pasados unos minutos; sencillamente, estaba en la otra acera. Ya cada uno tiene su habitación ocupada, y ya estamos deshaciendo equipajes y poniendo las cosas en su sitio. Yo tengo dos camas, que he pegado para tener sólo una, pero muy grande.

Y con esto doy la entrada por acabada, pero pondré algunas fotos de relleno.

sábado, 7 de enero de 2012

3, 2, 1



Ya ves tú, salgo de casa para no volver en unos meses dentro de 32 horas y sigo igual de tranquilo que si fuera dentro de 32 días. Ya tendré tiempo de ponerme nervioso el domingo cuando me despierte, un rato antes de salir hacia Málaga. Ahora es momento de autoreflexión, de pensar en lo que tengo aquí, en como es mi vida; y de reconocer cuales son las esperanzas a corto plazo. Pero no estoy aquí para aburriros con mis problemas, penas y preocupaciones, aunque tendría cuerda para rato.

Hoy (Bueno, ayer. Ha pasado de medianoche mientras escribía) también ha sido el día de SSMM los Reyes Magos de Oriente, equivalente español de Santa Claus, o Joulupukki según lo conocen los fineses. No he recibido gran cosa, una bufanda que compré yo mismo y pagó mi madre y unas monedas de 2€ de coleccionista de parte de mi hermana. Llevo ya varias semanas recibiendo regalos aplazada y adelantadamente en forma de ropa adaptada al norte. Por cierto, ya hay 22kg de ropa metida en las dos piezas de equipaje que llevaré. Tengo que sumar ahora el peso de ciertos elementos bastante contundentes: El ordenador portátil, el bote de cristal mejorado con un trozo de Mediterráneo, cargadores, la cámara de fotos (La cual, por cierto, me pegó un buen susto esta tarde, que creyendo que se rompió, sólo estaba sin batería) o la multiherramienta. También hay un cargamento de medicinas, algunos libros...

Sólo queda completar la maleta, el resto está preparado. Pasaporte en regla, tarjeta sanitaria europea, billetes impresos y a buen recaudo (Acabo de echarles un ojo, por si acaso), los contratos de estudios, dinero en efectivo, DNI, carné de conducir, tarjeta de crédito, tarjetas varias, hoja de vacunaciones, cables de conexión de miles de cosas (Entre ellos, un cable ethernet, ya que en muchas ocasiones, tener internet no implica que éste sea inalámbrico), bolígrafo, lápiz, CDs limpios, una bandera española, dos memorias USB, y seguro que algo se me olvida.

Hoy me he dado el último gustazo en coche, haciendo una excursión relativamente larga. No ha sido hoy por gusto, sólo quería alguien que me acompañara, y la buena de María José ha accedido hoy. Tenía que volver al pico Colativí antes de irme, era una promesa personal; para quienes no sepan de qué hablo, es el lugar dónde tomé esta foto.

Además, ayer mismo hice mi último examen de alemán. Como ya dijé, la buena de Ana Fe me ha hecho el favor de ponerme el examen antes de irme, evitando tener que hacerlo en septiembre. Danke noch Einmal.

En fin, que me queda una comida más en casa, una ducha, una siesta... y yo tan contento. Todavía no me hago a la idea de que ya casi estoy más cerca de Savonlinna que de Almería. Y como dije al principio, ya me pondré nervioso el domingo al despertarme, y ya me tranquilizaré al facturar la maleta, cuándo sabré que no hay vuelta atrás. Quizás por eso estoy tan tranquilo; a pesar de estar desesperado por irme, todavía está la puerta abierta a un posible arrepentimiento. Pero a mis 22 años sólo me arrepiento de dos cosas en mi vida, ambas muy relacionadas entre sí, espero que la tercera no sea algo relacionado con dejar escapar un avión.

Y es ahora cuando me doy un poquito más de cuenta, ya que ahora soy consciente de que está será la última entrada desde Almería. Ya sabéis, escribiré durante el trayecto.

domingo, 1 de enero de 2012

Tikkurila - Parikkala - Pääskylahti - Savonlinna-Kauppatori



Feliz 2012, que es lo primero. Lo segundo, ya con mi vida empaquetada empieza una nueva fase de mi lenta despedida: la Operación Olvidarme de los Lujos. Amén de Cristobalina, de la que hablé hace poco, habrá más cosas pequeñas pero supérfluas que echaré de menos. El trocito de salchichón antes de comer, las dos almohadas a la hora de dormir, la deliciosa horchata, el radiante sol de los 36º 50' de latitud norte o el hecho de tener a tiro de piedra todo lo que siempre he querido y/o necesitado.

Pero no estoy aquí para hablar de eso, quizás otro día. Hoy toca una dosis de verborrea técnica. Y hablaré de los trenes que me llevarán (Parcialmente) hasta Savonlinna. El título de la entrada dice el recorrido.

Como ya comenté cuando compré los billetes, el viaje tiene 2 escalas, ¡para 350km! La primera parte del viaje transcurre entre Tikkurila y Parikkala. No preguntéis, dejémoslo en que son dos pueblos. El tren será el que circule por el trayecto Helsinki - Joensuu, pero sólo haremos una parte del viaje. Este primer convoy será lo que los fineses llaman un InterCity. Como el de la imagen. A subirse a las 7:28 y a bajarse a las 10:27.

Algunos vagones son de dos plantas, el nuestro es uno de ellos, pero iremos en la de abajo. Cargar con las maletas a la parte superior tiene que ser divertido, pero después de un día de viaje creo que estaremos algo cansados. A pesar de lo que pueda parecer por la foto, no viajaremos en clase Business, será en el siguiente vagón, el normal. Total, vagón 2, planta baja, asientos 33 y 34. La locomotora que tirará de los 6 vagones será una Sr2, construida entre 1995 y 2003, capaz de alcanzar los 230km/h pero que apenas llegará a los 160km/h. En su día, eran las locomotoras más potentes jamás fabricadas en Finlandia, aunque estén basadas en la Re 460, de ingeniería helvética; no en vano, su potencia máxima es de 6700 cv, con picos de hasta 8000 (Ventajas de los motores eléctricos). Un guiño a quién le guste el mundo del automóvil, están diseñadas por Pininfarina.

Una vez en Parikkala, está esperando el tren H 723 para dejarnos en Pääskylahti 47 minutos más tarde. Este tren es de tipo Dm12, como el de la siguiente foto:

Esto es todo el tren. Está fabricado por tíos llamados cosas así como Vaclav o Jarek en la fábrica que tiene la (También empresa automovilística) Škoda hace apenas 5 años, en la República Checa. Cuenta con espacio para 63 personas, aunque en este caso no piden escoger los asientos, coges el que te venga en gana. Los dos motores diésel de 410 cv empujan las 48 toneladas hasta los 120 km/h. Su llegada a Pääskylahti está prevista para las 11:21.

Y aquí nos echan del tren. Habrá un autobús, con el código 78855, que será el que nos lleve hasta Kauppatori, en un viaje que dicen que dura 8 minutos. Repito algo que ya dije en anteriores ocasiones, puede haber retrasos debido a la nieve. Y es que Mette Mannonen ha querido que me coma mis palabras de que no había un copo de nieve sobre Savonlinna. Ahora sí los hay, y para más información, se prevé una sensación térmica de -13º C (-7º C reales) para el momento de la llegada.

Un segundo, alto ahí. ¿Quién es Mette Mannonen? Pues aunque en español tenga un nombre muy curioso y cómico, esta señorita es la chica del tiempo de la televisión finlandesa.

PD: La primera visita del año corresponde a alguien desde Alemania, aunque parece que no ha traducido la página, que usa un ordenador con sistema operativo Windows y explorador Firefox, a las 20:33 hora peninsular española. Felicidades y gracias al agraciado o agraciada. A ver si deja un mensaje y así sabemos quién es.