domingo, 29 de abril de 2012

Vuelve antes de que amanezca


Este es un ejemplo de la música que puedes escuchar en discotecas en Finlandia, aunque cuando crees que es imposible que la cosa vaya a peor, te sorprenden con canciones de Backstreet Boys.

Y esto fue anoche mismo. Accedí a salir simplemente para entretenerme mientras esperaba a ver algo nuevo para mi. ¿A qué hora sale el sol el día de San Juan en Almería? ¿6 de la mañana? Bah, todavía no ha llegado esa fecha y aquí ya amanece mucho más temprano. O tarde.

Pues eso, que salgo y me pongo a hacer hora escuchando repetitiva música electrónica y éxitos dance de los '80 y '90. Y a cosa de las 3 de la mañana, Kristýna, checa de nacimiento, me dice de salir a la calle, que justo al lado hay un kebab y que tenía hambre. Y a pesar de que yo no tenía hambre, me comí los restos. ¿Ahorrador o rata?

Pero no es ese el tema del que voy a hablar. Mientras estaba pidiendo su kebab, me da por mirar por el escaparate. ¿No está el cielo más iluminado de lo normal a estas horas? Pues sí, no se podía decir que fuera de día, pero el resplandor de los primero rayos del sol estaba presente. Y eso es algo nuevo para mi.

Pero es curioso como nos enseñan que el sol siempre sale por Levante, Oriente o el Este; y que este resplandor proceda del ¡Norte! En realidad, esto tiene su explicación científica, y no es demasiado complicada. Por favor, leed la explicación imaginando que es un tal Eduardo Punset quien la recita. Dado que el eje de rotación del planeta está desviado alrededor de 22º de la perfecta vertical, los rayos solares cruzan el Norte de la Tierra, entrando más o menos por Canadá y llegando hasta los cielos escandinavos. Porque esto no lo sabe todo el mundo, pero si colocamos una goma elástica gigante entre Finlandia y Canadá, esta no cruzaría Siberia o Europa, sino el Océano Ártico. Así, cuando realmente amanece, el sol no sale por el Este, sino por el Noreste, y se vuelve a ocultar por el Noroeste.

Ese momento en el que podemos decir, inequívocamente, que es de día, llega sobre las 4 de la madrugada. A esa hora, yo llevaba un rato acostado, pero intentando conciliar el sueño. Y cada momento que pasaba se hacía más difícil, pues la luz en mi cuarto iba en aumento. Así es como descubres para lo que se utilizan esas máscaras negras para dormir que vemos en las películas. Nada, hay que seguir haciéndolo a lo tradicional. De todas formas, yo ya estaba acostumbrado a dormir con el solapo mañanero de Julio pegándome en la cara, así que el problema no es muy grande.

Aunque hay gente que sí tiene problemas con esto. Y es que en esta parte del globo, una persiana es una mujer que vive en Persia, hoy conocida como Irán. Y las cortinas son casi igual de transparentes que las ventanas en sí. Así que no hay manera de poder limitar la cantidad de luz que entra. Hay gente que ha tapado los cristales de las ventanas con papel de regalo, los hay que han puesto cortinas más oscuras, los hay que pruebas con esas máscaras que he mencionado antes...

Y esto de que los días cada vez son más largos significa que el verano se está acercando. Aunque en Savonlinna, el clima actualmente es similar al del invierno almeriense. Mientras en Almería, la temporada de baño empezó hace mucho y los mercurios suben casi hasta los 30ºC, en Savonlinna seguimos usando el chaquetón por la noche, nos ponemos felices si hay más de 10ºC y la superficie del lago sigue estando, parcialmente, cubierta de hielo. Echaré de menos aquello de decir: "Vamos a salir, que sólo hacen -20ºC"

jueves, 26 de abril de 2012

Recuerdos de Rusia


Siento tener que recurrir a esta canción, pero conozco tanta música rusa como filipina.

En el 95% de los viajes que se realizan hoy en día existe el denominador común de los regalos y/o souvenires, y este no ha sido diferente. Y en todos estos regalos existe a su vez, otro denominador común, el componente kitsch que los forman. Según Wikipedia:

Lo kitsch es una imitación estilística de formas de un pasado histórico prestigioso o de formas y productos característicos de la alta cultura moderna, ya socialmente aceptados y estéticamente consumidos.

Para entendernos mejor, kitsch es aquello que es evidentemente falso y a veces de mal gusto, pero que reproduce una realidad; y que a pesar de saber que es falso, nos hace feliz su posesión. Y el primer ejemplo viene aquí.

Para mi hermana, he encontrado en Gostiny Dvor, una gran tienda de miles de cosas de lujo en el centro de la ciudad, un huevo de Fabergé. Error, una imitación de un huevo de Fabergé. Error al cuadrado, una reinterpretación de un huevo de Fabergé. Huevos de Fabergé, seamos honestos, no llegan a la centena en todo el Globo, y cada uno vale millones de euros. Fueron encargados por la Familia Real Rusa al joyero Fabergé, y algunos hoy están desaparecidos. Fueron hechos con oro y piedras preciosas. Después están las imitaciones, iguales en aspecto, pero con materiales más humildes. Y después de encuentran las reinterpretaciones, ya que dudo que esta unidad que compré sea igual que alguno de los auténticos, con un pedestal de cinc dorado y una bisagra de chapa, amén de colores esmaltados en lugar de los originales del material, y una sospechosa pegatina con la leyenda Made in Taiwan. Total, 809 rublos que se quedaron en 720 con el descuento que me hizo la buena señora de la tienda.

Para mi madre, la famosa matrioshka. De un tamaño similar al de un teléfono móvil, con 9 muñecas más en su interior. De un mercadillo frente a la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada (Ese es su nombre oficial), de la cual compré en el mismo lugar una acuarela. ¿La dolorosa? 900 rublos por la imagen. Pero por entonces no sabía que a estas gentes también les gusta regatear, así que pocos minutos más tarde conseguí una matrioshka marcada a 2400 rublos por sólo 1300. Según la tendera, matrioshka original, hecha a mano en San Petersburgo. Pero claro, ahora tenemos que saber lo que es una matrioshka original. Primero, el número total de matrioshkas debe ser impar, y esta es de 10. Segundo, habiendo visto otras matrioshkas de tamaño similar pero unas 5 veces más caras, están firmadas en su parte inferior por el autor, pero esta no. Tercero, las buenas matrioshkas deben estar hechas a partir de un trozo de madera no mucho mayor que la muñeca principal; pero si la abrimos y observamos las betas de la madera, pues no da esa sensación. Para hacerlo más sencillo, últimamente se utiliza madera del mismo tronco, pero no del mismo trozo. La cosa se queda en que, la verdad, no tengo ni idea de donde ha salido, pero ahí esta.

Para mi padre, un llavero, que es lo que me pidió, porque sinceramente, todavía no sé qué buscar para él. Nada especial. Y un DVD que me dijeron que está en español para que vean todos la ciudad. Y un imán para el frigorífico. Baratijas comparado con el resto de cosas.

Y para mi... nada, sorprendentemente. Nada, si descartamos la cantidad de recuerdos e imágenes que se han quedado guardados en mi memoria, amén de una bolsa de chocolatinas que compré en la tienda duty-free de la frontera y un montón de billetes y monedas, unos 750 rublos en total.

miércoles, 25 de abril de 2012

El corazón de la gran ciudad


Las grandes ciudades tienen algo que me gusta mucho. No soy muy de viajar en transporte público, y menos en Almería, pero el metro me llama especialmente la atención.

En el mismo edificio de nuestro hotel hay un pequeño centro comercial y una estación de metro, con unas escaleras mecánicas interminables. Todos sabemos que la cinta pasamanos suele ir más rápido que las escaleras, pero no suele pasar nada. En este caso, las escaleras son tan largas que tuve que subir 4 escalones más para no estirarme cual aquellos chicles Boomer que se anunciaban por la tele.

El metro, en una comparación un tanto filosófica, es el corazón de la ciudad. Cuando la urbe despierta, empieza a funcionar, distribuye la fuerza para trabajar a los puntos críticos, devuelve dichas fuerzas a su sitio cuando cae la noche y vuelve al reposo a la hora de dormir. Creo que no me he explicado demasiado bien, echad un tanto de imaginación.

Lo de caer la noche es un poco figuradamente, pues San Petersburgo tiene un desfase horario bestial con respecto a la hora que le correspondería por ámbito geográfico, algo así como Galicia en España. Esta foto fue tomada a las 22:15 desde la habitación:



Y este metro no va con billete normal como todos los que probé hasta ahora, sino con una monedita que consigues por 25 económicos rublos en una máquina (También me he guardado una), el que no viaja por 0,60€ es porque no quiere. Muchos sabrán que los sistemas de transporte subterráneo en Rusia tienen cierto interés turístico, pues no esta estación, nada de especial; además es cerrada, no ves el tren en ningún momento hasta que estás dentro.

Pero afortunadamente nos acompañaban Natalia, la profesora de Cultura Rusa, Yelena (La cual habla muy bien español) y Svetlana, y les preguntamos que donde están esas estaciones. Nos mandaron a la zona sur de la ciudad, a las primeras estaciones de la línea 1, que fueron las primeras en ser construídas, allá por 1955. Muchos estaban interesados en verlas, sólo David me acompañó. Sacamos nuestra monedita y nos fuimos para allá. Fue sencillo: llegamos a la estación, nos bajamos, la vemos, esperamos al siguiente tren y continuamos. Es una lástima que no permitan tomar fotografías en el metro, porque si no te fusilan allí mismo.

Y nos pasamos por aquellas estaciones: Avtovo, Baltiiskaya, Kirovskiy Zavod... Ciertamente son muy bonitas, con mármol, mucha decoración y demás. Y muchas con hoces y martillos. Y un par de bustos de Lenin. Pero esperaba más, ya que algunas de ellas estaban en remodelación. No lo voy a negar, da yuyu estar esperando en la estación con Lenin mirándote fijamente.

La cosa es que los trenes que circulan por esa línea son los mismos que había al principio de los tiempos, así que son tremendamente ruidosos, mucho texto incomprensible en cirílico, bombillas de las mismas que usaba Edison y asientos desgastados por los culos de millones de Andreis y Yaroslavs.

Pero si observas atentamente el mapa del metro, te darás cuenta que todas las líneas se cruzan con el resto, por lo que en poco tiempo puedes hacer un recorrido por todas. Privilegio que no quisimos rechazar, y ahora podemos decir que hemos montado en todas las líneas del metro de San Petersburgo. Bueno, sólo hay 5.

Aunque no fue el único sistema de transporte público que usé. Si quieres ir a un sitio no muy lejano, mejor el transporte por superficie. Si pensamos en cualquier ciudad de la esfera soviética, nos imaginamos sus calles con tendidos eléctricos para los trolebuses. Por 21 míseros rublos te subes en ellos, también en los autobuses comunes. A diferencia de lo que estoy acostumbrado, no le pides el billete al conductor, que va en una cabina aislado del resto, sino a una pasajera que pasa desapercibida entre la multitud. Se te acerca pausadamente y te pregunta algo en ruso... y como no sabes lo que dice, le das un billete de 50 rublos esperando que te otorgue un ticket y el cambio, solucionando tu problema en pocos segundos y descubriendo de manera efectiva el precio. Pues eso, un papelito arrancado de un rollo y 29 rublos de cambio. Y a diferencia también de lo que conozco, paran en todas las paradas sin pulsar el botoncito, que por cierto, no hay botoncito.

Hoteles


Hotel Moscow, ahí fue donde nos alojamos que, ironías de la vida, está en San Petersburgo (Obviamente). La búsqueda por internet me dijo que no tenía muy buena reputación entre los usuarios, pero sinceramente, a mi me gustó.

La verdad es que el hotel en sí no tenía nada de especial. Un edificio que por su arquitectura demuestra tener ya unos 30 años, aunque está renovado. A orillas del río Neva, que atraviesa la ciudad en una línea no muy recta; bien comunicado por transporte público, y al comienzo de Nevskiy Prospekt, la calle principal de San Petersburgo.

Bueno, sí hay una cosa que no me gustó, pero esto se puede extender a todos los hoteles y casas de la ciudad. El agua del grifo era de todo menos agua:

Está muy bien que todas las calles estén perfectamente limpias o que todos los semáforos te digan cuanto tiempo les queda en verde; pero creo que este tema debería estar más arriba en su lista de preferencias.

Y otra cosilla. El edificio puede tener 200 metros de una punta a la otra, pero el señor arquitecto era poco listo y puso la recepción en un extremo, haciendo que el camino hasta la habitación, que compartí con Iiro, fuera un buen paseo. Nuestra habitación no daba al río, sino a la parte trasera, a algunos edificios en mal estado y poco atrayentes; qué lástima, las del otro lado tenían vistas muy bonitas.

Desayuno de buffet, de los que me gustan, para comer infinitas tortitas con mermelada, yogur con cereales y bollos varios. Había que comer mucho para tener que comer lo menos posible a lo largo del día, que por mucho que se diga, San Petersburgo es una ciudad cara. Bueno, había McDimitri, Burger Zar y Kaliningrad Fried Chicken McDonald's, Burger King y Kentucky Fried Chicken, pero también eran tirando a carillos.

Y en las habitaciones, televisiones, hacía mucho que no veía la tele. Más aún que no la veía en español. Para ser sinceros, era un canal ruso en el que se emitía en español, con acento ruso. Y hasta que no sales fuera y lo ves, no sabes hasta que punto se trastocan las noticias. Todo el mundo sabe que en España la cosa está muy mal, pero esa entrevista hecha a unos gitanos que vivían en una flagoneta furgoneta...

Pero visitamos más hoteles. Primero el Corinthia, un cinco estrellas con fallos típicos de la Fonda la Paca. Sí, todo muy bonito y caro, pero yo no me esperaba encontrarme la caja de diferenciales perfectamente visible en medio de la habitación, y a los obreros paseando tuberías y materiales varios por las zonas comunes. Para el que no lo sepa, los hoteles tienen pasillos por los que pasa especialmente el personal.

Y después el Pribaltiskaya, un 4 estrellas al que le hubiera quitado una de ellas de un palmetazo: ¿No tenéis aire acondicionado? Por mucho parque acuático, restaurante en el piso 16 y demás, es un fallo muy grande. A cambio, volví a ver el mar, por primera vez desde el 9 de enero, desde susodicho restaurante de la planta 16; y nos dieron de comer. Perdón, pagamos para comer. Ensalada de col, borsch y pollo con arroz y alguna salsa extraña. No es la primera vez que como borsch, ya me enfrenté a él en Lituania, y sinceramente, no tiene nada de malo. Es algo así como una sopa de remolacha con queso.

Si tuviera que elegir entre los tres hoteles, me hubiera quedado con el primero, en el que nos hospedamos. Cosas que pasan.

martes, 24 de abril de 2012

Camino al infierno


Highway to Hell, porque las carreteras en Rusia parecen eso mismo, carreteras hacia el infierno.

Y para empezar nos retrotraemos al pasado miércoles a las 8 de la mañana. Con mi maleta en la mano pongo rumbo a la universidad para tomar el autobús que nos llevaría a San Petersburgo. Y el viaje por Finlandia transcurrió sin mayores problemas, hasta que llegamos a la frontera.

Es la primera vez que salgo del Espacio Schengen, por lo que este ha sido mi primer paso por una aduana. Primero por la europea: Sin nada a destacar, nos bajamos del autobús, pasamos a la oficina a mostrar el pasaporte y de vuelta al autobús. 200 metros más adelante se encontraba la aduana rusa. Nos bajamos todos... y a esperar. La verdad es que la espera no fue tan larga como esperábamos, todos a la oficina, haciendo cola por orden alfabético para que Irina, Natalya, Yekaterina o como se llamara la tía comprobara nuestros visados y nos dejara pasar. Justo en la misma oficina hicimos el cambio de divisas, a unos 38,8 rublos por euro; total, 6511 rublos a cambio de 170€, en un billete de 5000, otro de 1000, otro de 500 y dos monedas. Creía yo que ahí acabaría la cosa, aunque pasamos un ratejo esperando a que revisaran el autobús, durante el cual tuvimos 4 bajas por los francotiradores (Perdonad que recurra a estas bromas, pero es el ambiente más propicio para hacerlas). Pero nos volvemos a subir y a unos 50 metros, el aparato se vuelve a parar, y entra Vladimir acompañado del camarada Dimitri para volver a revisar pasaportes. Y cruzamos la frontera:

Y tras pasar la verja, a una distancia equivalente a la separación de tres neutrones en un núcleo de Pu-238, nos encontramos con el primer pueblo ruso, Svetogorsk. A pesar de que al cruzar la frontera hicimos el cambio horario y viajamos una hora al futuro, al avanzar parecía que volvimos a los años 60. Los compañeros finlandeses se quejaban porque decían que dicha carretera era todavía la misma que había de cuando esos territorios eran parte de Finlandia, sin arreglar en absoluto, pues parece que las minas las ponían bajo el asfalto. Es muy cierto que algunos de los pueblos que nos encontramos por el camino se parecen muchísimo a los que ví durante mi visita a Miehikkälä.

Hicimos un alto en Rusia en una gasolinera. No hacía un tiempo muy agradable. A pesar de no ser frío, caía una especie de semi-nieve/semi-granizo que no había visto nunca. En dicha parada nos encontramos esto:


A 0,85€/L yo también le pongo gasofa de 98 a mi coche. Ah no, que ya lo hago. Pero mirad la cantidad de productos diferentes que hay: Biogás, 92, 95, 96, 98 y diésel. Y por el camino nos encontramos gasolineras que ofrecían hasta combustibles de 80 octanos.

La mayoría durmieron en alguna parte del viaje, pero yo fiel a la tradición me quedé mirando por la ventanilla todo el viaje, con el consiguiente dolor de cuello. Ello me permitió presenciar la locura que suponen las carreteras al otro lado del Telón de Acero. Las carreteras nacionales no tienen nada de especial, excepto unos arcenes excepcionalmente anchos. Si quieres adelantar, pones tu intermitente, el otro se echa un poco al arcén y el que viene de frente también, y adelantas. Pero íbamos en autobús, por lo que los adelantados éramos nosotros; y al hacer algo de viento lateral, el cacharro se movía hacia los lados. En una de estas que algún Yuri o Grigori en un Land Cruiser nos quiso adelantar sin mucho ojo, y en un bandazo de nuestro vehículo, el todoterreno casi se queda sin espejo derecho. Marge (Nuestra compañera estonia, la que me dió mucha conversación a lo largo del viaje, no la Simpson) y yo nos quedamos a cuadros.

Pero aparte de eso, ningún sobresalto especial; aparte de los muchos que nos llevamos por los cuasi-infinitos baches del camino. Hasta que llegamos a San Petersburgo. Hasta ahora conocía los atascos de Almería, que se solucionan con 10 minutos de música, o el infierno de la M-30. Pero al que se le ocurriera cerrar 3 carriles en un solo carril tenía menos luces que una bombilla fundida. Casi una hora en la que apenas avanzamos 50 metros. Al final llegamos sanos y salvos.



Y ahora toca la vuelta, el mismo camino pero del revés. Un atasco similar para salir de la urbe, un camino de cabras hasta Svetogorsk y aduana. El límite es de 1 litro de bebidas altamente alcohólicas por persona, así que la gente se redistribuía sus provisiones entre todas las maletas para pasar. Yo no podía hacer nada, Juanjo me encargó una botella de Vodka, así que ya tenía el cupo completo. Para los interesados, 320 rublos, algo menos de 9€. Sinceramente, no sé si abrieron las maletas para comprobarlo. Llegamos a la aduana y montamos cola tras los camiones que esperaban para cruzar, pero nos permitieron saltarlos. Bajamos y de nuevo a mostrar pasaportes. Yo me puse un poco nervioso, tardaron más en revisar el mío que el de los demás, y la buena mujer miró mi cara hasta 4 veces para comprobar si coincide con la del pasaporte, pero no pasó nada. Los que lo necesitaron, dejaron sus rublos en la misma oficina donde los consiguieron antes. A mi apenas me quedaban 13, así que los guardé. Nos dieron nuevas tarjetas de inmigración por si volvemos, pero nadie las quería y las tiraron nada más salir.

Una cosa que no sabía es que también hay tiendas de duty free en las aduanas terrestres, apenas a 30 metros más adelante. Nueva parada en la que conseguí un montón de chocolate muy barato.

Y avanzamos de nuevo hasta la frontera europea. Insisto en el detalle de frontera europea y no frontera finlandesa. Con el Acuerdo Schengen, no existen las fronteras interiores como tal, tan sólo límites políticos, así que la frontera es común a la UE y los países asociados al acuerdo que he mencionado. Nada especial de nuevo, nos bajamos a mostrar documentación, pero esta vez esperamos un rato, ya que pasaron al perro por todo el autobús, ya sabéis al perro que me refiero. Y volvimos a la civilización:


lunes, 16 de abril de 2012

Vamos a reírnos un rato a costa de los rusos


Pэяo vдmos poco д poco. ¿Cuál эs эl mэjor iиvэnto jдmás cяэдdo eи Rusiд? El Tэtяis, эsэ vidэojuэgo дl quэ muchos jugáъдmos эи lд pяэhistóricд Gдmэ Boy ъlдиcд, dэscoиocidд pдяд дquэllos mэиoяэs dэ 20 дйos. Sí, эsд quэ fuиcionдъд д 4 pilдs, coи pдиtдllд эи vэяdэ у иэgяo, tдmдйo pдяэcido д uи liъяo dэ ъolsillo (Pэяo эl doъlэ dэ gordo) y д lд quэ lэ soplдъдs эи la ядиuяд cuдиdo эl juego иo fuиcionдъд bieи. Estд:

Lд quэ pдяд muchos fuэ su pяimэrд coиsolд, yo эиtяэ эllos. Y coи lд quэ muchos sэ pдsдяoи hoядs jugдиdo д susodicho juэgo, эиtяэ эllos mi pдdяэ y эl mismo Homэя Simpsoи.


Y дhoяд tэиgo que jugдя uи poco дl Tэtяis, poяquэ pдsдdo mдйдnд sдlimos hдciд Sди Pэtэяsъurgo, д lдs 8 dэ lд mдйдnд. Así quэ tэиgo quэ эmpдquэtдя эl эquipдjэ. Pэяo tэиgo dos opcioиэs, mэ llэvo lд mдlэtд de mдиo y lo compяimo todo, o mэ llevo lд mдlэtд gяaиdэ, yд quэ иo hдy яэstriccióи dэ эquipдjэ, y mэto lд яopд siи pяoъlэmдs y adэmás hдy huэco pдяд souvэиiяэs. Quizás lд sэguиdд sэд mэjoя.

¿Pэяo qué sэяíд dэ los viдjэs siи lдs soяpяэsдs? Puэs uи buэn Boяis, эи lд Emъдjдdд Rusд эn Lдppээиядntд hд dэcidido quэ иuэstяos sэguяos, иi эl mío иi эl dэ nдdiэ, siиo los dэ todos, soи iиválidos. Sэgúи hди comэиtдdo, los pдpэlэs, иi эstдъди эи яuso, иi эи fiиlдndés иi эи iиglés, poя lo quэ иo sэ quiэяэи cдlэиtдя lд cдъэzд. Mдl dэ muchos, coиsuэlo dэ toиtos. A cдmъio, hди fдcilitдdo otяo sэguяo, quэ vд д sдlir д 6€ poя ъдяъд, y quэ tэиdяэmos quэ pдgдя дntэs dэ cяuzдr lд fяoиtэяд.

El viдjэ, como hэ dicho, sдldяá soъяэ lдs 8 dэ lд mдйдnд dэ lд puэяtд dэ lд uиivэяsidдd. Y дuиquэ hдstд Sди Pэtэяsъurgo hдyди дpэиas 350km, иo llэgдяэmos hдstд lдs 5 dэ lд taяdэ. A sдъэя lo quэ pдsдяá эи lд дduдид. Poя lo pяoиto, sдъэmos que hдяэmos uид pдядdд эи Imдtяд, д 6km dэ lд fяoиtэяд, pдrд яэllэидr los pдpэlэs pэяtiиэиtэs y comэя дlgo. Pэяo lo quэ pдsэ dэtяás dэ lд vдllд, эs uи mistэяio; poяquэ yд coиocéis los dichos:

En la Rusia Soviética, la ley te rompe a ti.
En la Rusia Soviética, el bocadillo te come a ti.
En la Rusia Soviética, el grifo te bebe a ti.
En la Rusia Soviética, la calle te bifurca a ti.
En la Rusia Soviética, la película te piratea a ti.
En Europa, tú ves los partidos; en la Rusia Soviética, el partido te ve a ti.

Y otra cosa a destacar. Va a tocar llevar los euros encima hasta la frontera, y cambiarlos allí mismo. Dicen que no quieren que se saquen divisas del país (Hasta 3000$), así que no se puede.

sábado, 14 de abril de 2012

Bohemian Rhapsody


... o cómo hacer que me quiera volver a Almería antes de lo previsto. Es muy posible que ya haya utilizado esta canción con anterioridad, pero necesito hacerlo de nuevo.

Recuerdo como, a los pocos días de estar aquí, al ir a hablar con la profesora Marja-Leena, esta me dijo: "Cuando uno es un viajero a largo plazo, hay un periodo aproximado de unos 100 días en los que uno tiene la posibilidad de ver un nuevo lugar, y de establecer comparaciones con su lugar de procedencia. A partir de estos 100 días, uno empieza a asimilar la nueva cultura y se empiezan a producir cambios permanentes en su pensamiento." No han sido 100, sino exactamente 94, para darme cuenta de lo que decía era cierto. Te empiezan a sorprender los turistas, tomando fotografías de los árboles y de otras pequeñeces; utilizas el idioma con cierta frecuencia, aceptas los pequeños fallos, te adaptas a la nueva rutina y nuevas costumbres, no te sorprende ver caras nuevas...

A lo que voy, que no estoy nada mal aquí. No digo que no eche de menos España, Almería, mi casa, mis amigos de siempre, mi familia, y demás; sino que he conseguido sobreponerme con éxito a las pequeñas trabas que me impone el día a día en un país con una cultura completamente diferente a la mía, y por eso no me da miedo enfrentarme a un periodo más largo en este lugar.

Ahora toca un aparente cambio de tema absoluto, pero ya lo entenderéis en su momento. Yo nunca he sido de ir a conciertos y demás, aunque de ser de alguien que me guste, he hecho todo lo posible por ir. De hecho sólo he estado en uno, creo que Scorpions es un buen debut. Me quedé con ganas de ver a Bon Jovi y a los Rolling Stones (2 veces), y la madre naturaleza me ha impedido ver a Los Beatles y a Queen.

Mi regreso a Almería será aproximadamente sobre el 22 de mayo, ya que mi graduación será el 25, pero quiero pasar aquí el máximo tiempo posible antes de irme para, posiblemente, no volver en mucho tiempo. Pero yo me sigo informando de las noticias en España y Almería, y me he enterado que el 18 de mayo hay un evento de importancia en mi ciudad, en el auditorio Maestro Padilla, frente al mar, y apenas a 10 minutos a pie de casa. Aquí la noticia. La cosa es que, a pesar de que un ataque de bronconeumonía agravada por el SIDA me ha impedido escuchar en directo y en versión original una de las obras maestras de la música del siglo XX, hay un conciero conmemorativo de Queen. Y lo repito, a 10 minutos de casa. Dicha noticia me ha atravesado el corazón como una bala atraviesa una manzana.

¿Qué hago? Las opciones son: Me quedo aquí hasta el 22 de mayo y me pierdo el concierto, pero a cambio disfruto más tiempo con estos amigos que he hecho aquí; o me vuelvo sobre el 17 para estar listo y acudir a dicho espectáculo, pero teniendo que despedirme 5 días antes.

Creo que tendré una larga conversación con el señor concejal de Cultura del Excelentísimo Ayuntamiento de Almería... Queda demostrado que no sabe programar las fechas de los espectáculos.


jueves, 12 de abril de 2012

Soledad


No había hablado todavía sobre eso, pero el mismo día en que yo partí hacia Miehikkälä, Zülküf volvió a Turquía. Es por eso por lo que ahora estoy solo en casa. Y si a eso le añadimos que mucha gente ha llegado esta misma mañana a Laponia, pues se aumenta un poco la soledad.

Pero empecemos por el principio. Como ya he dicho, el pasado día 5, mientras yo iba rumbo al sur de Finlandia, Turco-man puso su rumbo hacia el oeste de Asia. Así que cuando yo salía de casa con mi maleta de mano, me despedí de él. Tampoco fue muy efusiva la despedida: Encantado de conocerte, cuídate y esas cosas. ¡Ah! Y un ya te buscaré cuando tenga Facebook.

El tema es que cuando volví me encontré una sorpresa. Me dejó un neceser con agravios, la miel en los labios y escarcha en el pelo 4 bolsas de basura bajo el fregadero, el suelo negro y la cocina completamente desordenada. A cambio, fregó los platos y me encontré media botella de Jack Daniels en el frigo. ¿Y yo qué hago con eso?

Pues anda que tardaron los alemanes en pedírmela. Pero todavía la tengo yo, ya que mucha gente se ha ido a Laponia estos días. Yo ya estuve, y aunque me saldría algo más barato que el viaje que hice yo, no he vuelto, sigue siendo un dineral; al que habría que añadir el precio del alquiler, el del viaje a San Petersburgo y al cambio de euros a rublos. Se han ido casi todos, creo que sólo se han quedado los que no son de Turismo, bueno, y el sector polaco Ada, Aga y Adam (Curiosamente, los tres tienen casi el mismo nombre). Por ello vamos a tener unos días aburriditos.

Ahora toca un flash-back de unos días. Volvemos al último sábado, día de mi retorno. Y aparte del Jack Daniels, en mi frigorífico hay un poco de embutido, 3 salchichas y poco o nada más. Así que me hice pasta para comer al día siguiente, y al posterior también; porque recordemos que aquí la Pascua fue hasta el lunes. Tuve que ir el martes con la bicicleta a comprar un monton de cosas. ¿Y sabéis qué encontré? Aceite de oliva, virgen y extra, y hecho en Escúllar, Granada. Un litro, a la friolera de 4 euros y medio... Y como se rompió el escurridor que usábamos para filtrarlo, busqué uno nuevo, pero no iba a pagarlos casi 5 eurazos que costaba, así que en una idea rápida y brillante que tuve, pensé en los filtros de las cafeteras. Éxito total. ¿Ahorrador o rata?

Y ahora el flash-forward correspondiente hasta el día de hoy, bastante soleado y ventoso, el deshielo se está produciendo bastante rápido. En Finlandia hay un tema un poco tabú, del que todo el mundo se siente algo incómodo al hablar.

Esto es una infracción de derechos de autor total del comic Scandinavia and the World, pero es la mejor manera de explicarlo. La religión es un tema peliagudo para la gente del norte, principalmente porque muchísimos se declaran ateos y las creencias de cada uno, son de cada uno y no hay motivo para compartirlas. La cosa es que, al menos que yo sepa, aquí no hay testigos de Jehová que te llamen a la puerta para intentar hacerte cambiar tus creencias.

Pero sí que hay mormones, que encima te interceptan por la calle y empiezan a hablarte. Volvía yo esta mañana de comer en la universidad, ya que hoy no me tocaban clases, y de camino a casa, conversando con Anni y Ada me topé con dos chavales de traje, que me dicen con una sonrisa de oreja a oreja: Päivä herra! (Es la primera vez que me saludan como señor en Finlandia) Anteeksi! Ahora bien, intentemos pronunciarlo de la misma manera que hicieron ellos: Pääääääääiväääääääääää herraaaa! AAAAAAAnteeeeeeeeeeksiiiiiiiii! Devolví el saludo y en mi casi total ignorancia del idioma pregunté que si hablaban inglés.

Y tanto que lo hablaban, como que son americanos. Empezaron por como me llamaba y esas cosas y me preguntaron sobre mis creencias religiosas. Y me contestaron que ellos son mormones y que si este libro y que si felicidad y que si tal y cual. Total, que empiezan a engatusarme y acabé por darles mi número de teléfono para que me dejaran en paz, y encima no pude darles uno falso porque me dieron un toque en el acto para comprobarlo. ¿Y para qué quieren estos mi teléfono? Para llamarme cuando consigan una copia de su "Otro Testamento" en español. A ver que excusa me invento yo ahora...

6 días para San Petersburgo.

domingo, 8 de abril de 2012

Dos días finlandeses


Aunque la canción esté en inglés, esto es un ejemplo de esa típica oscura música finesa. Y esto a cuento de que hemos tenido un par de días muy finlandeses. Como ya dije, Elina nos invitó a ir en Pascua a su casa.

Así que a las 6 de la tarde del jueves nos montamos en el coche y para allá que fuimos. Aunque esto poco o nada tiene que ver con lo que voy a escribir, lo cuento. Para los que nos quejamos de la gasolina en España, en Finlandia la puedes tener por el "módico" precio de 1,789€/L la de 95 o 1,829€/L la de 98. Lo recuerdo porque paramos a repostar a mitad de camino, 61€ por unos míseros 37L de gasofa, después de parar en varias, y que la conductora dijera "no voy a pagar tanto".

Llegamos a nuestro destino a cosa de las 9 y media de la noche. Obviando un poco lo borroso de la imagen, esta es la fotografía por satélite del lugar. El vecino más cercano está a cosa de un kilómetro. Es una casa de campo, hecha íntegramente de madera, con su almacén-granero, su bosque, y su camino de cabras para llegar hasta ella. Cuando llegamos, sólo el gato, Lasi, estaba en la casa; es uno de esos gatos gordos típicos del malo de la película en silla giratoria, de los que se dan la vuelta cuando llegas, acariciando al felino, y te dice... Te estaba esperando. Al menos, este hace la función que se espera de un gato, cazar ratones.

Pues entramos, nos descalzamos como manda la tradición finlandesa y dejamos los equipajes (Tampoco mucho, una muda por lo que pueda pasar y ya está). Al rato llegó su familia. Sus padres Matti y Eija, sus hermanos Pekka y Leena y su (Futuro) cuñado Ilkka. Poco hicimos, una cena rápida y a la cama, el camino fue de más de tres horas, aunque se amenizaron con música y las profundas conversaciones que sólo un finlandés puede tener. No son conocidos los finlandeses por mantener conversaciones sin importancia, de hecho las odian; si un finlandés te habla, es porque tiene algo importante que decirte y quiere que le escuches, evita hablar del tiempo y otras trivialidades.

Hago un inciso aquí para señalar que toda la estancia estuvo constantemente chocolateada por los tradicionales huevos de Pascua, es imposible comer sólo uno.

Como estudiantes de turismo, les hicimos una ruta por Almería a través de internet. Poco después, cenamos pasteles carelianos, típicos de la zona y camita. Ocupé la cama de Pekka, que se vio desplazado al sofá (Anteeksi), y compartí habitación con Ilkka. Me preguntó que si me gusta dormir hasta tarde, afirmé y me dijo que mejor, que él hacía lo mismo.

Así que nos dormimos y nos levantamos tarde, bajamos y nos encontramos a los ya despiertos jugando al Monopoly, en una eterna partida que se extendió hasta las 5 de la tarde y que con mucha suerte ganó Cristina. Comimos tarde, la 1 del mediodía es tarde para los estándares nórdicos, pero mi memoria de pez cirujano azul me impide recordar que fue. La verdad es que no salimos apenas de casa, sólo para los descansos saunísticos, en los que me descubrieron una mejor forma de refrescarse que bañarse en el lago, revolcarse en la nieve o darse una ducha fría, quedarse en reposo con una toalla cubriéndote, pero en la calle, a los -3ºC que hacían.

Jugamos a otros muchos juegos de mesa, vimos un rato de televisión y youtube nos entretuvo con videos de finlandeses con dos osos de mascota. Según me tradujeron, el buen hombre salió de caza, y accidentalmente se puso a medio camino de dos oseznos y la madre, momentos en los que inevitablemente, en cualquier especie animal, la hembra se pone furiosa y ataca; tuvo que disparar para salvarse, y emulando a Bart Simpson, adoptó a las crías, que hoy pesan unos 700kg en conjunto. Recuerdo un comentario que me tradujeron: "Los osos son muy inteligentes, estos casi saben contar hasta seis". En esa zona del país abundan los osos pardos, aunque todavía están hibernando; de todas formas, intentan evitar siempre que sea posible al ser humano. También me mostraron varios videos de los de los finlandeses más famosos: Mika Häkkinen y Kimi Räikkönen, explicándome por qué el segundo sería el ejemplo de estereotípico finlandés: No habla, pero cuando habla quiere que le entiendas perfectamente, y si para ello necesita lenguaje soez, lo hace sin ningún miedo. Ya tarde, nos pusimos a hacer una tarta de melocotón, aunque desconocía el motivo.

Ya el último día, que curiosamente fue el cumpleaños de Pekka, que hacía los 24 (Para eso era la tarta), fue más activo. El chaval nos llevó a Ilkka y a mi a una explanada nevada contigua a la casa, y trajo su moto, dijo que nos dejaría darnos una vuelta. Quizás no hubiera sido ningún desafío especial de no ser porque la máquina se trataba de una de motocross, Suzuki de 125cc; y porque servidor sólo ha probado a llevar la Vespa de su padre, sin demasiado éxito. Al menos lo hice mejor que Ilkka, que se encontraba en la misma situación que yo.

Poco después, Elina y su hermana nos pasearon por el pueblo y los alrededores. Un momento, ¿has dicho pueblo? Touché, corrijo, un puñado de casas más juntas de lo normal. Nos enseñaron sus antiguos colegios, los lagos helados que en verano se convierten en sus playas, los restos de la guerra y poco más, tampoco había mucho que ver. Curioso fue un camino por el que pasamos, de tierra y gravilla, pero perfectamente señalizado, con postes reflectantes cada 50 metros y límite de 80km/h. También fue curioso que, en un punto de dicho camino Elina dijera: Mi mejor amiga es de esa casa. El quid de la cuestión se encuentra en la palabra casa. No dijo de ese pueblo, sino de esa casa, simplemente para indicar el aislamiento de las casas en esta zona del país.

Cuando volvimos, comimos patatas cocidas, la comida más típica de Finlandia, con un poco de carne. Pekka, celebró su cumpleaños a su manera, sacó un trozo de carne de reno del congelador y la hizo para la cena. Lamentablemente ya nos fuimos para ese momento, pero nos la dio a probar antes. Entonces, empaquetamos de nuevo nuestros equipajes y nos volvimos a Savonlinna, no sin antes más fotos para el recuerdo, escribir algo en el libro de visitas (Algo que no había visto antes en España, pero que pienso copiar para mi casa) y despedirnos de todos. Nos preguntaron que si volveríamos a Finlandia, y respondimos que el verano del año que viene estaríamos aquí otra vez; nos pidieron que nos dejáramos caer por Miehikkälä de nuevo.

De nuevo, el mismo camino de vuelta, pero más de noche. Al igual que en la ida, llena de conversaciones filosóficas y de avistamientos de liebres de pelo blanco.

Como un contratiempo siempre es inevitable, me llevé la cámara pero no la tarjeta de memoria, así que dependo de que me envíen las fotos que hicimos con las cámaras que tenían.

miércoles, 4 de abril de 2012

Al fin


Después de casi 3 meses, ya tengo el dinero de la beca. Ya iba siendo hora, ¿no? Las cosa es que me viene de perlas, primero porque tengo que pagar el viaje a San Petersburgo, mañana mismo, que es mucho dinero, al que hay que sumar el del alquiler del mes y lo que me gaste al otro lado del Telón de Acero, aunque en esta ocasión será en rublos. Quedan dos semanas para partir, exactamente.

De todas formas, la semana que viene, un grupo de gente irá a Rovaniemi. A mi también me lo ofrecieron, pero ya he estado, no voy a ir. Cristina, sin embargo, sí que lo hará. ¿Y sabéis una cosa? No me arrepiento ahora, si vas a Laponia, que al menos sea en la época de mayor esplendor gélido, no con agradables temperaturas de -10ºC, si es que llegan; además de haber ido con un grupo mucho más pequeño, y haber hecho lo que nos dió la real gana.

Y no contentos con eso, hay más viajes previstos, aunque estos han sido un poco más repentinos. Finlandia es un país de mayoría luterana, por lo que no se celebra la Semana Santa, pero sí la Pascua. Eso equivale a que este viernes y el lunes que viene serán días libres. La gente planea viajecitos.

Alemania irá a Estonia, a por cerveza barata; Polonia y República Checa se han aliado para buscar un cortijo perdido en el bosque (Plan al que originalmente me iba a apuntar); Francia decía que quería visitar Tampere, pero no sé como va la cosa, y otros planes diversos.

La cosa es que ayer, mientras estábamos en la universidad, Elina nos interceptó a Cristina y a mi, y nos ofreció ir a su casa. No la de Savonlinna, la del pueblo. Y no nos hemos negado. El plan es salir mañana por la tarde y volver el sábado por la noche. El problema es que en el pasaporte de Elina pone:

LUGAR DE NACIMIENTO:
EN MEDIO DE NINGUNA PARTE

Entonces me puse a recordar como buenamente pude el pueblo del que proviene, Miehikkälä. Pero lo que yo sé sobre Miehikkälä no es mucho más de lo que sabéis vosotros. Ni siquiera Wikipedia es capaz de darme demasiada información. Un pueblo de unos 2.200 habitantes que queda a unas 3 horas de coche desde Savonlinna, 220km al sur, a 15km del golfo de Finlandia y a 9 de la frontera con nuestros amigos, los Ельцин, Горбачёв y los Путин (Quién sepa descifrar el cirílico habrá descubierto que son apellidos famosos). Google Maps no tiene imágenes a alta resolución, el Street View sólo está disponible para la calle principal, la página web del ayuntamiento sólo está en finés (Ni siquiera hay sueco-parlantes), no he encontrado imágenes que me den mucha información... Cuando vuelva daré más información.

Lo siento, esta es la única imagen mínimamente relevante que he encontrado. ¿Y eso qué es? Debido a la cercanía con la frontera rusa, esta zona vivió la guerra de primerísima mano. Las piedras que vemos fueron colocadas para impedir la entrada de tanques. Su nombre técnico son dientes de dragón, aunque estos son un tanto rudimentarios. Así que mañana, sobre las 5 o 6 de la tarde, pondremos rumbo a Miehikkälä. Esperamos pasarlo bien.

domingo, 1 de abril de 2012

Até já


Ojalá aquí arriba estuviera Original Prankster de The Offspring, por aquello del April's Fools, el equivalente en el resto del Mundo al Día de los Santos Inocentes, celebrado hoy 1 de abril. Por otro lado, no conozco demasiada música portuguesa, y me niego a que sea Ai si eu te pego (A pesar de ser brasileña) la canción que encabeza este capítulo. Que sea una sucesión de corcheas, fusas, blancas, negras y redondas, ejemplarmente dispuestas por el maestro Beethoven, la que transmita mis sentimientos ahora.

Estos últimos días he estado un poco aislado del resto del planeta, Joana y Helena partían esta tarde, y eran sus últimos momentos en Savonlinna. Resulta imposible negarse a hacer lo que ellas quieran. Empezaron los preparativos, limpiaron la casa perfectamente, empezaron a empaquetar la ropa, a querer tener más planes de lo normal, a ir a sitios a los que nunca habíamos ido y demás. Querían más fotos de lo normal, querían tener recuerdos del lugar y de la gente, querían que los demás las recordaran y gastaron más dinero del que acostumbraban.

La verdad es que hace un par de noches ya tuvimos una despedida, pero más light. Suzi y Zac, los americanos, se fueron rumbo a Hungría, a la siguiente etapa de la ronda europea que les concedió la beca que les fue concedida. Pero en realidad ellos dos nunca pasaron de ser unos extraños conocidos.

Las noches de salir se transformaron en noches de cenas: Cristina preparó paella y yo filetes con pasta y salsa de naranja. También fuimos a una fiesta organizada por los mentores y con comida y música finlandesas, a la que no pudieron finalmente asistir, los profesores las llevaron a un restaurante caro y lujoso. Y las noches de salir de verdad, quedándonos hasta el cierre en Happytime.

Y también aparecieron los planes extraños. Vamos al spa de aquí al lado, que sólo son 7€. Magnífica sauna destrozada por un finlandés kamikaze, piscina con un agua algo fría, jacuzzi con agua hirviendo, baño turco deplorable, piscina exterior con agua soportable y agujero en el lago tras la sauna (Y de camino me corté en el pie con el hielo). Y allí que fuimos un montón de gente.

Yo les llevé mi bandera finlandesa, para que me escribieran algo, será mi recuerdo de Erasmus. Además, Joana quería que los demás escribieran en una camiseta y Helena en su bandera portuguesa. Y como extra, ambas nos dieron a Cristina y a mi sendas postales de sus ciudades con su dirección para que les escribamos y con un pequeño mensaje. Obviamente no voy a escribir lo que dicen. Pero tenía que contraatacar, y rápidamente hice un Ctrl-C + Crtl-V con fotografías de Almería que encontré por internet para imprimirlas en papel fotográfico y darles una de lo mismo.

Resulta extraño, cuando salí de España, todo iba sin problemas, volvería en 5 meses, no pasa nada. Pero hoy no he podido evitar dejar caer una lagrimita al despedirme de ellas en la estación de autobuses. Quizás hemos hecho demasiadas cosas juntos en tan poco tiempo.

Hicimos el pacto de que ellas vendrían a Almería este verano, que nosotros iremos a Oporto tan pronto como nos sea posible, y que el verano que viene, nos re-veremos en Savonlinna.


El autobusero se enfadó con nosotros, estábamos haciéndole esperar. Tras un festival de besos, abrazos y lágrimas, subieron en el autobús para no volver a verlas en mucho tiempo :( Me dieron las llaves de su apartamento para devolverlas mañana, día de pago al SAO, les ayudamos con las maletas, no precisamente pocas, y poco más.

El siguiente en partir será Zülküf, el día 6 si no me equivoco. En otra de sus geniales maniobras, anoche decidió salir de botellón y volver trompa, por lo que se despertó a las 13:30 con la resacosis y le pregunté si vendría a despedirse, y con cara de pocos amigos dice: OK. Entra al cuarto de baño, sale y añade: Mejor no, necesito dormir, despídelas de mi parte.


Al irse Helena y Joana se han ido las primeras amigas que tuvimos aquí, se ha ido ese "timbre de alta tecnología" de arrojar una bola de nieve a su ventana, se ha ido el hablar en portuñol, las contínuas caídas al suelo y las tazas de té los días especialmente fríos. Se han ido los primero miembros de mi familia internacional.

Até já, obrigado.